domingo, 15 de marzo de 2009

Porque en equipo todo se puede

En esta oportunidad, enrumbé a Chincha con muchas expectativas y deseos de hacer un buen trabajo. Sabía que la experiencia de por si iba a ser inolvidable y sumamente enriquecedora, pero estaba latente en mí el deseo de encontrar una mínima mejora en Nueva Canchamaná. Para mi sorpresa, la realidad superó mis expectativas.

Mientras bajaba del auto que nos transportó a la comunidad vino a mi mente el modo en que los niños se habían comportado durante mi primera visita y cómo las precarias condiciones en las que se encontraban les dificultaban tanto la realización de las dinámicas psicológicas de las que me encontraba a cargo.

Sin embargo, conforme trascurría el tiempo me di cuenta que el avance desde mi primer encuentro con ellos había sido muy grande y, por tanto, el bienestar se reflejaba en cada uno de sus rostros, en su manera de jugar y en el ambiente en general. Si en una primera oportunidad, la frustración se había apoderado de mí y me había invadido una profunda sensación de impotencia, ahora todo fue diferente.

En mi más reciente visita, al encontrarme con una comunidad mejor organizada y mejor ubicada se instaló en mí una sensación de bienestar y de esperanza, de que todo lo adverso se difuminaba en el pasado y que de ahora en adelante todo iba a ir mejorando. Tan sólo eso basto para trabajar mejor con los niños, para disfrutar más de cada una de las actividades y para darme cuenta que si se trabaja en equipo todo se puede.

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