viernes, 17 de julio de 2009

VIII Diálogo "El Padre. Clínica, Género, Posmodernidad" en Lima Perú, el 22 y 23 de Octubre del 2009, Cowap (Comité de Mujeres y Psicoanálisis). Autora: Patricia Alarcón

miércoles, 8 de julio de 2009

Beneficios de la Estimulación Temprana

Actualmente, no se puede negar la importancia de la atención temprana en las distintas capacidades del ser humano para lograr un mayor y mejor desenvolvimiento de las potencialidades desde la niñez.

La idea de que el niño es receptivo a influencias externas es central en el desarrollo; sin embargo la noción del impacto de tales influencias depende de las características del estímulo y del procesamiento de la experiencia. Como se sabe, la mayoría de los mamíferos están provistos de un conjunto variado de mecanismos de adaptación que les permitirán sobrevivir en su medio desde el nacimiento. Sin embargo, el desarrollo completo de muchas de sus capacidades funcionales requiere necesariamente de las experiencias sensoriales tempranas

Los momentos en que los eventos ambientales pueden ejercer una influencia reguladora sobre el desarrollo se llaman “períodos críticos”. La duración de estos períodos de gran vulnerabilidad cerebral es distinta para cada especie y en el ser humano comprende los dos primeros años.

Los períodos críticos son determinantes para el funcionamiento adecuado de los sistemas sensoriales, así como para la ejecución de patrones de conducta compleja, de manera que la alteración de una o varias modalidades sensoriales (por ejemplo: visión, audición, tacto, propiocepción) o de la experiencia social en esta etapa de la vida, puede ocasionar alteraciones funcionales irreversibles.

Por esta razón se considera de importancia incluir en las consultas del niño de 0 a 2 años de edad, una evaluación del desarrollo psicomotor grueso, fino, social y de lenguaje, para así poder detectar aquellas áreas en las que es necesario un reforzamiento.

Desde el momento de la concepción, durante la vida intrauterina y después del nacimiento, el ser humano realiza una evolución tan prodigiosa como fascinante, y en muchos aspectos sigue siendo un misterio. La adquisición de la conducta de un individuo o de su desarrollo psicomotor, sigue las mismas premisas del desarrollo en general, dependiendo tanto del crecimiento y maduración del sistema nervioso, como de las interacciones del individuo con su entorno (estímulos).

De la gran cantidad y diversidad de estímulos que recibe el niño, éste toma solamente lo que su nivel de madurez y grado de desarrollo le permiten. Tan estricto puede ser este intercambio, que si el momento crítico de incorporación ha pasado, no será lo mismo brindar este estímulo en otro tiempo; la función consiguiente ya se instaló con lo limitado que el ambiente y estímulo le hayan permitido.

Los estímulos son aquellos impactos que producen una reacción sobre el ser humano, es decir, una influencia sobre alguna función; éstos pueden ser de distinta índole, tanto internos como externos, físicos como afectivos: la caricia, el ruido, el silencio, el dolor, la lluvia, el sol, la risa, la voz, todos los objetos y los seres vivos. Un mundo sin estímulos sería imposible.

La Estimulación Temprana es un conjunto de acciones que tienden a proporcionar las experiencias necesarias para desarrollar al máximo las potencialidades en el bebé o niño/a.

Estas acciones van a permitir el desarrollo de la coordinación motora, empezando por el fortalecimiento de los miembros del cuerpo y continuando con la madurez del tono muscular, favoreciendo con esto la movilidad y flexibilidad de los músculos, al mismo tiempo ayudará a desarrollar una mejor capacidad respiratoria, digestiva y circulatoria del cuerpo.

Otro de los beneficios que se obtienen a través de la Estimulación Temprana, es el desarrollo y la fortaleza de los cinco sentidos y la percepción.

Favorece también el desarrollo de las funciones mentales superiores como son la memoria, la imaginación, la atención así como también el desarrollo del lenguaje. A nivel adaptativo, desarrolla en el niño/a confianza, seguridad y autonomía.

Emocionalmente, la Estimulación Temprana permite incrementar la relación afectiva y positiva entre los padres u otros cuidadores y el niño(a). Por esta razón, es importante que el personal de salud establezca una relación cálida con los padres y el niño (a) para así transmitirles que éste no aprenderá sólo con los ejercicios sino con el contacto físico y la relación afectiva que establezcan con él; asimismo, deberá recordarles que aprovechen los momentos de la alimentación, el baño y el momento del cambio de pañal y ropa para estimular al bebé.

Tomando en cuenta todos los beneficios ya mencionados, la Estimulación Temprana es un componente más de la Atención Integrada, entendida como el conjunto de acciones que el personal de salud debe proporcionar a la niña o niño menor de dos años. Es importante aplicar la Estimulación Temprana antes de los dos años pues ésta es la etapa en la cual el desarrollo cerebral tiene la mayor velocidad de crecimiento.

Para que la Estimulación Temprana se pueda brindar con la cantidad, la calidad y la oportunidad necesaria, es conveniente que previo a la definición del plan de ejercicios, se realice la evaluación del desarrollo del menor de dos años, para que dicho plan sea acorde con la etapa en la que se encuentre y así no estimular en exceso o fuera de tiempo, lo cual, podría ser nocivo para el desarrollo de la niña o niño.

Actividades de Estimulación Temprana de 13 a 24 meses

Trece a quince meses de edad

Motor grueso:

  • Tomar al bebé de ambas manos y bailar con él, dando pasos hacia los costados y hacia atrás.
    Llamarle desde atrás cuando el niño camine, para que al escuchar la voz se detenga y gire su cuerpo.
  • Parado, empujarlo suavemente hacia atrás, hacia delante y hacia los costados, para fortalecer su equilibrio en reposo.
  • Ayudarlo dándole la mano para que camine sobre una banca larga, cuidando que no se caiga, para que pueda ejercitar su equilibrio.

Motor fino:

  • Sentarlo sobre una mesa, mostrarle cómo poner un cubo sobre otro, darle dos o tres cubos y motivarlo para que los apile.
    Amarrar una cuerda a un juguete o un aro de color o una pelota, mostrarle que los puede jalar o aventar.
  • Darle pequeños objetos que pueda guardar en una caja, para que luego los saque.

Social:

  • Permitir que juegue libremente con agua, tierra o arena. Darle recipientes para que los llene y vacíe.
    Explicar a los padres que el niño va a querer ayudar en labores de la casa, darle un trapo o dejarlo que acomode platos en la mesa aunque tarde un poco más en esta actividad.
  • Dejarle a la mano libros con ilustraciones llamativas para que los hojee libremente.

Lenguaje:

  • Darle cosas para estimular el soplido (velas, bolitas de algodón, de papel...).
  • Mostrarle al niño varios objetos comunes y pedirle que le vaya señalando de uno por uno. Por ejemplo: ¿Dónde está la taza? o ¿Cuál es la muñeca?.
  • Cuando nombre o pida algo, repetir la palabra clara o pausadamente para que oiga cómo se dice correctamente.
  • Al escuchar música, jugar con palos o algún instrumento para que siga el ritmo de ésta. Entusiasmarlo para que intente cantar al compás de la misma.
  • Dieciséis a dieciocho meses de edad

Motor grueso:

  • Permitir que suba y baje de sillas y sillones, darle sillas pequeñas para que aprenda a sentarse solo.
  • Ayudarlo a que camine sobre una banca larga, para que pueda equilibrarse cada vez mejor al caminar.
  • Como ya empieza a subir escalones, cuando lo haga, permitir que se apoye en la pared o en el pasamano con una mano, y sostenerlo de la otra mano, aunque no alterne pies.
  • Jugar a cualquier actividad en la que él deba correr, por ejemplo, arrojar una pelota para que vaya a buscarla.

Motor fino:

  • Darle tres cubos y estimularlo a que haga una torre de tres cubos.
  • Ponerle una hoja en blanco grande, y realizar un trazo horizontal, luego pedirle que en el mismo papel trace uno igual.
  • Para que trabaje con ambas manos darle a pelar un plátano.
  • Pedirle que desenvuelva un dulce.

Social:

  • Enseñarle a quitarse los zapatos.
  • Permitir que empiece a comer él solo, usando la cuchara. Tener paciencia, ya que al principio se ensuciará.
  • No sólo prohibirle lo que es peligroso, sino que es necesario explicarle porqué y además tratar de distraerlo con otra actividad.
  • No forzarlo a jugar con otros niños, respetar los ratos que quiera jugar solo.
  • Pedir a la madre que cuando tienda o doble la ropa, ponga algunas prendas y preguntarle ¿Cuál es tu pantalón?, si no lo encuentra, ayudarlo para que vaya reconociendo sus pertenencias.

Lenguaje:

  • Acompañar con gestos las órdenes que se le den. Por ejemplo: "Vamos a comer” y a la vez señalarle su plato sobre la mesa.
  • Decirle versos o canciones cortas que vayan acompañadas de gestos.
  • Cuando diga sólo la última sílaba de una palabra, repetir el nombre completo de lo que quiso decir.
  • Preguntarle ¿Cómo te llamas? o ¿Tú quién eres? Y si aún no dice su nombre, decírselo en forma clara y pausada para que lo repita.

Diecinueve a veintiún meses de edad.

Motor grueso:
  • Es importante que observe cuando un adulto suba y baje escaleras, y que además se ejercite para subir, apoyándose de la pared o del pasamano.
  • Enseñarle a caminar hacia atrás, haciendo que se apoye en los pies de usted y camine para que sienta la seguridad de apoyo.
  • Para ayudarle a caminar cada vez con más equilibrio, darle juguetes pequeños y solicitarle que los lleve a su lugar (muñecos pequeños, pelotas, plato y taza irrompibles).
  • Jugar a patear una pelota.
  • Ayudarlo a estar en cuclillas por momentos.

Motor fino:

  • Darle un frasco de plástico con una tapa de rosca, y estimularlo a que lo destape.
  • Ofrecerle un rompecabezas de tres piezas, donde pueda unir la cabeza con el cuello o con el tronco.
  • Poner frente al niño una hoja de papel y darle un crayón, hacer un trazo horizontal y pedirle que imite el trazo.
  • Ayudarle a ensartar cuentas medianas de 3 o 4 cm de diámetro de tal manera que pueda pasar un hilo a través de ellas.

Social:

  • Enseñarle y alentarlo para que poco a poco se desvista solo. Ponerle ropa cómoda para que pueda quitársela fácilmente.
  • Fomentar que avise si está sucio, si aún no lo hace, marcarle este hecho para que poco a poco empiece a hacerlo.
  • Durante el baño, darle dos tarros o vasos de plástico para que pase agua de uno a otro. Hacer lo mismo en otros momentos con frijoles, arroz, etc.
  • Enseñarle a repartir objetos, por ejemplo, darle unas galletas y solicitar que las reparta diciendo el nombre de cada una de las personas que estén presentes “ésta es para papá, esta es para...”.

Lenguaje:

  • Si aún usa gestos para pedir las cosas, repetir “dame pan” o “mira el perro”. Es posible que todavía no lo repita así,, pero hay que insistir en juntar dos palabras.
  • Pedir a los padres que al bañarlo nombre y señale las partes del cuerpo para que lo vaya conociendo.
  • Cuando le pase algo, tratar mediante preguntas que cuente lo que sucedió.
  • Poner en una caja varios juguetes u objetos (un carrito, una muñeca, un vaso, etc.) y hacer que nombre lo que va encontrando, si no sabe cómo se llama alguno, ayudarlo nombrándolo para que repita el nombre.

Veintidós a veinticuatro meses de edad.

Motor grueso:

  • Jugar a agacharse y pararse rápidamente varias veces sin que se caiga.
  • Seguir motivándolo a que suba y baje escaleras, cerca de la pared o el Pasamano para que pueda detenerse si pierde el equilibrio. El padre o la madre deben estar presentes hasta que pueda hacerlo con seguridad.
  • Ayudarlo a practicar a “pararse de puntas de pie”, por ejemplo colocando un juguete algo elevado para que al querer tomarlo se estire y pare de puntas.
  • Cuando ya tenga más equilibrio, desde el primer escalón, enseñarle a saltar, siempre en presencia de un adulto.

Motor fino:

  • Permitir que ayude a doblar la ropa, ayudarle si es necesario, después darle papeles para que los doble por la mitad.
  • Jugar a poner cajitas o cubos uno sobre otro, ya debe apilar más de 4.
  • Poner una hoja de papel sobre la mesa, enfrente, darle un crayón y estimularlo a que haga garabatos en círculos.
  • Durante el baño, darle envases de plástico y tacitas para que pueda pasar agua de un recipiente a otro.

Social:

  • Enseñarle a distinguir las cosas frágiles (vasos, platos etc.) para que aprenda a manejarlas con más cuidado.
  • Si no quiere prestar sus cosas a otras personas no obligarlo, pues está en edad de defender sus pertenencias (ahora ya las reconoce).
  • Facilitarle muñecos con los que pueda dramatizar (bañar, pasear, alimentar, etc.).
  • Darle juguetes sencillos que pueda usar estando solo, sin necesidad de que otra persona le explique cómo funcionan.

Lenguaje:

  • Evitar dejar preguntas sin contestar para que no vaya a perder el interés por hacerlas.
  • Enseñarle cuentos con dibujos llamativos para que empiece a nombrar ilustraciones.
  • Ayudarlo a construir oraciones de 3 palabras completando con la palabra que le falta. Por ejemplo si dice: “perro come” hacerlo decir: “el perro come”

Actividades de Estimulación Temprana de 6 a 12 meses

Seis meses de edad

Motor grueso:

  • Acostar al niño boca arriba sobre una superficie cómoda, doblarle la pierna izquierda a la vez que se le extiende la derecha, manteniendo los brazos pegados al cuerpo, impulsarlo a voltearse hacia el lado de la pierna estirada, ayudarlo a sacar el brazo que le queda debajo del cuerpo al voltearse ( hacer lo mismo con la pierna contraria).
  • Acostarlo sobre una colchoneta para que comience a arrastrarse, boca abajo apoyando las palmas de las manos en las plantas de los pies del bebé para que se impulse y avance.
  • Ayudarlo a sentarse un momento apoyado en sus manos. Aplaudirle si lo logra.
  • Estando sentado inclinarlo lentamente hacia adelante para que apoye sus manos en reacción de defensa.

Motor fino:

  • Cuando esté sentado darle un cubo u otro juguete irrompible para que pueda golpear con ellos sobre la mesa.
  • Ofrecerle una galletita para que se la lleve a la boca y que comience a realizar movimientos de masticación.

Social

  • Antes de cargarlo, estirar los brazos hacia él mientras se le llama y esperar a que imite el movimiento.
  • Acercarle el rostro y permitir que lo observe y que lo explore con sus manos.

Lenguaje

  • Repetir balbuceos (ba ba ba, da da da...) y observar si el bebé trata de imitarlos, festejarlo si lo logra.
  • Hablarle y cantarle cuando este despierto, para estimularlo.

Siete a nueve meses de edad

Motor grueso:

  • Acostado boca abajo sobre una toalla o cobija enrollada, poner un juguete que le guste mucho del otro lado de la toalla o la cobija para que pase por encima y lo busque.
  • Acostado boca abajo pasarle un rebozo ancho por el vientre y colocarlo apoyado en manos y rodillas, para que se acostumbre a esa posición de gateo.
  • Acostarlo boca arriba y estimularlo a que gire a la posición boca abajo, extendiendo el brazo y la pierna hacia el lado donde se dará la vuelta.

Motor fino:

  • Darle dos diferentes objetos, por ejemplo: cubo o sonaja, para que los sostenga en cada mano. Darle uno por vez.
  • Aventarle una pelota grande y hacer que la arroje con sus manos.
  • En una frasco de boca ancha, de plástico adornado con colores vistosos poner, caramelos, cubos pequeños o bloques, etc., y dárselo para que intente abrirlo.

Social:

  • Ofrecerle objetos que pueda lanzar sin problema. A esta edad le divierte aventar cosas y que otra persona las recoja.
  • Esconder y aparecer pronto de lugares que estén a la vista del bebé.
  • Ofrecerle una caja con una abertura, dejar que meta la mano y objetos pequeños.
  • Observar qué juguetes le gustan más y dejarlo jugando un ratito solo con éstos.

Lenguaje:

  • Jugar con él a decir adiós y mover la mano al mismo tiempo para que imite el gesto. Hacer lo mismo con otras expresiones.
  • Hablarle de lo que está haciendo usando un lenguaje claro y expresivo.
  • El niño comenzará a hacer sonidos para llamar a otras personas, acercarse cuando lo haga para acostumbrarlo a comunicarse por medio de sonidos y no sólo de gestos. Pedir a los padres que lo hagan en casa.
  • Acostumbrarlo a llamarlo por su nombre sin usar diminutivos o apodos que lo confundan.

Diez a doce meses de edad

Motor grueso:

  • Colocarlo en posición de gateo y empujarlo suavemente hacia delante, hacia atrás y hacia los costados. Dejarlo gatear para que adquiera fuerza en brazos y piernas.
  • Ayudarlo a pararse apoyado en los barandales de la cuna, ponerle un juguete en el suelo de la cuna para que se agache y lo recoja.
  • Ayudarlo a dar sus primeros pasos tomándolo de ambas manos, luego de una sola mano.
  • Hacerlo permanecer un rato de pie sin tomarse de nada.

Motor fino:

  • Darle objetos pequeños que pueda tomar con sus dedos índice y pulgar (pasitas o palomitas de maíz, etc.). Cuidándolo para que no vaya a tener algún accidente, como ahogarse si se lo come.
  • Construir una barra de madera donde se puedan colocar aros para que el niño los quite uno por uno.
  • Permitirle hacer garabatos o rayones en hoja de papel y con una crayola.

Social:

  • Enseñarle a respetar espacios tratando de que juegue siempre en un lugar de la casa y no dejando sus juguetes por todos lados. Esta edad es un buen momento para empezar a crear hábitos como lavarse las manos, guardar sus juguetes.
  • Arrojarle una pelota y dejar que la persiga y la devuelva.
  • Provocar ruido con diferentes objetos (llavero, cuchara revolviendo algo) para llamar la atención del niño y permitir que asocie el sonido con el objeto correspondiente.

Lenguaje:

  • Ofrecer y pedir objetos comunes (comida, juguetes) para practicar el “ten y dame” y que inicie la comprensión de órdenes sencillas.
  • Preguntarle ¿dónde está papá? (o nombres de personas u objetos familiares) para que él trate de buscar lo que se le pide, tratar de repetir la última palabra.
  • Poner canciones infantiles y cantar procurando que imite.
  • Pedir a los padres realizar el sonido de un animal cuando lo vea (miau, guau...) e insistir hasta que lo repita.

Actividades de Estimulación Temprana de 0 a 5 meses

Un elemento fundamental dentro de la Estimulación Temprana es proporcionar al niño (a) las actividades que le permitan satisfacer su iniciativa, temprana curiosidad, y desarrollo integral, adecuados a su entorno familiar. Las actividades generan confianza en los padres, al interactuar con su hijo y de esta manera fortalecen su autoestima.

  • Se sugiere que las actividades se realicen diariamente ó por lo menos tres veces a la semana.
  • Preferentemente deben participar ambos padres.
  • No se deben realizar ejercicios después de ingerir alimentos.
  • En caso de que el niño no quiera realizar la actividad, no forzar la situación.
  • Acompañar las actividades con canciones, rimas y juegos.
    Festejar los logros.

Es importante recordar que:

  • La aplicación de la Estimulación Temprana debe ser oportuna y efectiva, de acuerdo con la edad cronológica y el desarrollo previsto para dicha edad, considerando la individualidad y particularidad de cada niña o niño.
  • El desarrollo es continuo, dinámico, armónico e integral. Las diferentes etapas y áreas del desarrollo son divisiones un tanto arbitrarias, donde se señala lo más característico de éstas, para facilitar las técnicas de estimulación.
  • La cantidad y tipo de estímulos deben estar estrechamente relacionados con las capacidades e intereses del niño.
    Los momentos cotidianos del niño son ideales para estimularlo (el baño, la comida, etc.) y favorecen la interacción afectiva.

Actividades de 0 a 28 días

Motor grueso:

  • Abrigarlo de tal manera que pueda moverse sin limitaciones.
  • Con ambas manos, utilizando las yemas de los dedos, efectuar un masaje circular sobre la cabeza del bebé, ejerciendo ligera presión, procurar cubrir toda la cabeza incluyendo la frente. Con ambas manos, recorriendo toda la cabeza del bebé, ir dando pequeños golpes con las yemas de los dedos simulando como si cayeran gotas de agua o como si se tocara el piano en su cabeza procu rar cubrir toda la cabeza incluyendo la frente y la región lateral hasta sus oídos.
  • Ofrecer juguetes de un lado y del otro de la cara para que gire la cabeza.
  • Ayudar a controlar la cabeza acostándolo con el pecho apoyado en una toalla o cobija enrollada (ó sobre el vientre de la madre) mientras se le enseñan juguetes de colores llamativos.
  • Mecerlo suavemente entre dos personas, acostado boca arriba sobre una sábana ó mecerlo sobre una hamaca.
  • Darle masaje en brazos y piernas, de los hombros a las manos y de los muslos a los pies.

Motor fino:

  • Colocar un dedo en la palma de la mano del bebé para que al sentir el contacto la cierre, se puede colocar un sonajero para que lo sostenga brevemente.
  • Frotarle suavemente el dorso de la mano, para ayudarlo a dar palmaditas y a que acaricie su rostro.

Social:

  • Cantarle canciones de cuna cuando se va a dormir.

Lenguaje:

  • Cuando llore, atender a sus llamados.
  • Pedir a los padres que le hablen con voz suave mientras le dan de comer, lo bañan o lo cambian.
  • Imitar las vocalizaciones del bebé. Si el bebé hace sonidos como “a-aa”, repetir frente a él lo mismo, exagerando un poco.

Un mes de edad.

    Motor grueso:

    • Acercarle una hoja de papel y apoyarla suavemente en su rostro para que voltee por sí mismo la cabeza.
    • Por momentos, acostarlo boca abajo.
    • Estando boca abajo, presionarle suavemente los costados de la columna, bajando desde el cuello hacia la cadera y nunca en sentido contrario.

    Motor fino:

    • En los momentos en que no duerme, y está en la cuna, colocar una barra con diferentes elementos que le llamen la atención ( de colores brillantes o que hagan algún sonido).
    • Fabricar un móvil y colocarlo al alcance de la vista del bebé, para que lo mire y agite sus brazos.
    • No dejarlo sólo por mucho tiempo, colocarlo de manera que esté semi- sentado, y pasearlo, para que mire y escuche a quien lo carga.
    • Mostrarle un objeto de color vivo, moverlo desde el lado izquierdo a la línea media, y repetir el movimiento del lado derecho.

    Social:

    • Pasearlo en brazos, moviéndose suavemente y permitiéndole observar el medio ambiente.
    • Hablarle de frente (cerca de su cara) y moverse hacia un lado y luego hacia el otro, observando si le sigue con la mirada.

    Lenguaje:

    • En momentos de vigilia, sonreírle, hablarle, acariciarlo.

    Dos meses de edad.

    Motor grueso:

    • Colocar sobre el centro de la frente del bebé los dedos pulgares y con un movimiento simultáneo deslizarlos hacia los lados ejerciendo ligera presión al efectuarlo
    • Repetir el ejercicio anterior en las mejillas, colocando los dedos al lado de la nariz.
    • Siguiendo las indicaciones del ejercicio anterior, ef ectuar debajo de la nariz en los labios partiendo del centro como si marcara los bigotes.
    • Efectuar el mismo movimiento en el mentón del bebé llevando los dedos pulgares en forma circular siguiendo el contorno de la cara.
    • Tomar el pabellón de la oreja del bebé entre los dedos índice y pulgar suavemente, no ejercer presión, y efectuar movimiento circular acariciando todo el pabellón.
    • El niño en decúbito dorsal, tomarle ambas manos y colocárselas en el pecho. Llevar un brazo hacia el costado extendiéndolo sobre la mesa y posteriormente regresarlo.
    • Alterne ambos brazos.

    Motor fino:

    • Colocar un dedo en su mejilla a la altura de su boca, para que el niño (a) lo busque y lo succione.
    • Tomar las muñecas del bebé con sus pulgares en la cara anterior, y los índices en la posterior, efectuar círculos con los pulgares ejerciendo ligera presión al efectuarlos y deslizándolos por la muñeca en ambas caras.
    • Siguiendo los mismos lineamientos para el masaje en las muñecas, se continúa el ejercicio dando masaje en las palmas y en el dorso de las manos.
    • Tomar con la yema de los dedos pulgar e índice uno de los dedos de la mano del bebé desde su base y deslizar los dedos hasta la punta efectuando un movimiento de tracción al final. Efectuar el mismo ejercicio con cada uno de los dedos.

    Social:

    • Vestirlo cómodamente, dejando sus manos libres para no impedir las sensaciones que pueda recibir a través de ellas.
    • Pedir a los padres que acudan a los llamados de atención del bebé (llantos y gritos) para crear un lazo de confianza, comunicación y seguridad.

    Lenguaje:

    • Hacerle diferentes sonidos de un lado y otro para que voltee la cabeza.
    • Provocarle emisiones vocales por medio de cosquillas y caricias.

    Tres meses de edad

    Motor grueso:

    • Hacer masaje de cuello, tórax y brazos colocando al bebé boca arriba con el tórax y brazos descubiertos.
    • Tomar la cabeza del bebé colocando las manos a los lados de los oídos, permitiendo que los dedos queden en las mejillas. Efectuar movimiento de derecha a izquierda y viceversa, como si el bebé estuviese diciendo que NO, Posteriormente efectuar el movimiento de adelante atrás y viceversa como si dijera que SI.
    • Colocar una mano en el hombro del bebé cruzando el pecho, del hombro hacia el costado opuesto, repetir con la mano contraria como si trazara una “X”.
    • Colocar las yemas de los dedos en el centro del pecho del bebé y deslizando los dedos suavemente, trazar un corazón en el pecho del bebé; platicar con él y decirle cuánto se le quiere.
    • Con una toalla áspera y una torunda o brocha, recorrer inicialmente el cuerpo del bebé con la toalla, friccionando ligeramente y nombrando cada parte “brazo, mano, pecho, pancita, piernas, pies,” etc, posteriormente realizar lo mismo pero pasando la brocha o torunda, procurando hacer “cosquillas”.

    Motor fino:

    • Siguiendo los mismos lineamientos para el masaje en las muñecas, se continúa el ejercicio dando masaje en las palmas de las manos y en el dorso.
    • Tomar con la yema de los dedos pulgar e índice uno de los dedos de la mano del bebé desde su base y deslizar los dedos hasta la punta, efectuando un movimiento de tracción al final. Efectuar el mismo ejercicio con cada uno de los dedos.

    Social:

    • Pasear al bebé en brazos para que se sienta protegido, y sin obstáculos de visión para introducirlo en el mundo.

    Lenguaje:

    • Combinar otros sonidos (sonajas, música) con la voz de los papás para que vaya distinguiendo las voces.
    • Hablarle de frente para que observe la boca; no importa lo que se le diga, lo importante es que escuche la voz y dirija la mirada a quien le habla.

    Cuatro meses de edad.

    Motor Grueso:

    • El niño en decúbito dorsal, tomarle ambas manos y colocarlas en el pecho, utilizando un solo lado llevar el brazo hacia el costado extendiéndolo sobre la mesa y posteriormente regresarlo al centro. Alternar ambos brazos.
    • Colocar una mano en el hombro del bebé y cruzar el pecho del hombro hacia el costado opuesto, repetir con la mano contraria como si se trazara una “X”.
    • Estirar los brazos del niño con suavidad.
    • Flexionar las piernas en forma alterna, iniciar ejercicios de pedaleo como si fuera “bicicleta”.

    Motor fino:

    • Motivarlo para que dé palmadas sobre la mesa.
    • Guiarlo a mover las manos para dar palmadas en el agua.
    • Darle un pedazo de esponja, para que la apriete y suelte cuidando que no la lleve a su boca.
    • Hacer costalitos bien cosidos de diferentes telas con rellenos diversos (fríjol arroz, paja, alpiste...) para que el bebé pueda agarrarlos y sentir diferentes texturas y peso.

    Social:

    • Sentarlo con ayuda frente a un espejo para que se mire.

    Lenguaje:

    • Al cambiarlo o bañarlo, decirle por ejemplo, “levanta la pierna” y al mismo tiempo levantársela. Hacer lo mismo con diferentes partes del cuerpo.
    • A esta edad el bebé grita para llamar la atención. Responda a su llamado para motivarlo a que continúe comunicándose.
    • Hacerle sonidos con juguetes sonoros de un lado y otro de la cara para que voltee a buscarlos, si estira la mano, déle el juguete.

    Cinco meses de edad

    Motor grueso:

    • Darle masaje en la espalda.
    • Colocarlo boca abajo sobre una toalla o cobija enrollada, con las piernas flexionadas mostrarle un juguete para que intente tomarlo hasta que quede apoyado en una sola mano.
    • Sentarlo por más tiempo dándole un buen apoyo.
    • Acostado boca-arriba, flexionarle los miembros pélvicos y ofrecerle las manos para que tomándose de ellas sea él el que haga fuerza para sentarse.

    Motor fino:

    • Darle un sonajero de mango largo y no demasiado grueso para que lo pueda sostener con comodidad en la mano.
    • Ponerle a su alcance con argollas, o algún otro material que puede ser fabricado de forma casera, que no le lastime, un sonajero.
    • Tomar un objeto que le llame la atención y tratar de que el bebé lo siga con la vista mientras lo mueve lentamente de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda, aléjelo y luego acérquelo hasta ponerlo en contacto con el mismo (puede ir disminuyendo el tamaño de éstos).
    • Como ya comienza a interesarse por objetos que están lejanos, colocar un móvil al pie de su cama. Llevarlo de paseo y mostrarle cosas que no estén muy cercanas.

    Social:

    • Taparle la cara con un trozo de tela y esperar a que se lo quite, luego tapar la cara de la madre o de la persona que esté efectuando los ejercicios y animarlo a que se la quite.
    • Cargar al niño y acercarle la cara para que la observe.

    Lenguaje

    • Llamarlo por su nombre en un tono cariñoso.
    • Emitir sonidos “maaa”, “beee” para que intente imitarlos.

    SÍNDROME DE ASPERGER

    El síndrome de Asperger es un desorden neurobiológico que puede afectar los sistemas sensoriales, el proceso visual y auditivo y el comportamiento. Generalmente, los estudiantes con el síndrome de Asperger se expresan bien y tienen un índice de inteligencia promedio o sobre promedio.

    Un diagnóstico del síndrome de Asperger requiere un esquema atípico de comportamientos, intereses y actividades.

    A menudo hay una preocupación por un solo sujeto o actividad. Los estudiantes también pueden demostrar una rigidez excesiva (resistentes a los cambios), rutinas o rituales que no funcionan, movimientos repetitivos o una preocupación persistente con una parte de un objeto en vez del objeto entero (por ejemplo hacer girar las ruedas de un carro de juguete en lugar de “manejar” el carro).

    La característica más sobresaliente de un niño con Asperger es el deterioro de las interacciones sociales, lo cual puede incluir una incapacidad de usar o entender gestos no verbales, incapacidad de desarrollar relaciones con sus compañeros apropiadas para su edad y falta de empatía.

    Muchos padres y profesionales han identificado adultos exitosos quienes posiblemente no han sido diagnosticados con Asperger porque ellos han aprendido a compensar sus diferencias y a usar sus fijaciones a su favor en la búsqueda de alcanzar metas difíciles. Para otros estudiantes las necesidades y deficiencias pueden requerir ayuda de servicios especializados (profesores, psicólogos, neuropediatras).

    COMPRENDIENDO EL ESTILO DE APRENDIZAJE EN NIÑOS CON SÍNDROME DE ASPERGER

    Desde los trabajos de Hans Asperger se abren nuevas posibilidades educativas para este alumnado a los que el propio Asperger otorgó un pronóstico favorable sobre su integración social y señaló un desarrollo lingüístico bastante aceptable, incluso elevado en ciertas ocasiones.

    Sin embargo, destacó también sus deficiencias en la comunicación pragmática y la notable incapacidad en cuanto a la reciprocidad emocional y social y la presencia de comportamientos repetitivos e intereses obsesivos de naturaleza idiosincrásica.

    El DSM – IV TR (Manual Estadístico de los Trastornos Mentales) clasifica los trastornos mentales en la infancia como “Trastornos Generales en el Desarrollo (TGD)”. Estos trastornos se caracterizan por déficit grave y alteraciones generalizadas en múltiples áreas del desarrollo. Se incluyen alteraciones de la interacción social, anomalías de la comunicación y la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipadas. El Síndrome de Asperger es considerado como uno de los cinco TGD.

    Hans Asperger insiste en que el diagnóstico de Síndrome de Asperger no conlleva un retraso significativo en el factor cognitivo por lo que atribuye a dicho alumnado una inteligencia dentro del rango de normalidad o incluso superior.

    Retomando la experiencia de profesionales como el (Equipo Deletrea 2006), presentamos algunas características del estilo de aprendizaje del alumnado con Síndrome de Asperger:
    Tienen un pensamiento totalmente visual que se caracteriza por:

    • Comprenden, asimilan y retiene mejor a través de la información visual.

    Piensan a través de imágenes y con estas se representan las palabras, las ideas y conceptos.
    Se deben utilizar estrategias eminentemente visuales: agendas, pictogramas, fotografías… De esta manera aprenden mejor y más rápido.


    Tienen un pensamiento centrado en detalles y como consecuencia:

    • Tienen un estilo cognitivo centrado en las partes y no en el todo, es decir, en los detalles, y no integran la información del contexto para buscar un sentido coherente y global.
    • Como consecuencia tienen dificultad para captar la información más relevante de un texto o conversación.
    • Presencia de una extraordinaria memoria mecánica, habilidad superior para dibujar o para la música, incluso el cálculo.

      Presentan déficits en las funciones ejecutivas:
    • Dificultades para utilizar estrategias de resolución de problemas y alcanzar
      metas a largo plazo. Esto se refleja en una serie de actuaciones.
    • Dificultad en los procesos de toma de decisiones.
    • En las situaciones escolares que requieren planificación, organización y resolución de problemas.

      Tienen un pensamiento muy concreto:
    • Pueden ser muy rápidos y exactos en operaciones aritméticas pero con muchos problemas en la comprensión de conceptos más abstractos.
      Presentan una motivación y atención muy particular y como consecuencia:

      - No manifiestan grandes motivaciones por situaciones o aspectos externos, ya que su motivación está estrechamente relacionada con sus centros especiales de interés.
      - Por tanto, su nivel de atención aumenta en las tareas que considera gratificantes y motivadoras.
      - En situaciones o aprendizajes escolares con bajo interés para ellos/as se distraen con frecuencia o prestan atención a estímulos irrelevantes.
      - Estas dificultades atencionales son más evidentes en las situaciones de relación interpersonal, que para ellos son menos significativas y menos comprendidas.

      Presentan una memoria selectiva:
    • Tienen una excelente memoria pero muy selectiva.
    • Su memoria mecánica les permite retener y recordar gran cantidad de datos e información específica., pero no significa que aprendan de manera funcional y significativa ni que haya una comprensión adecuada de dicha información.
    • No existe en este alumnado una relación uso-comprensión de la información que tienen ni del vocabulario que expresan. Este tipo de memoria tiene más información de datos poco relevantes para los demás.

      BIBLIOGRAFÍA:

      1) Tortosa Nicolás, F. (2002) Tecnología de ayuda en personas con Trastornos del Espectro Autista: Guía para docentes. Murcia: CPR.
      2) Equipo Deletrea (2007) El Síndrome de Asperger: otra forma de aprender. Madrid: Consejería de Educación.
      3) Lledó, A; Fernández., MaC; Grau, S (2006) La detección y atención educativa en los trastornos generalizados del desarrollo: autismo y síndrome de asperger. Alicante: ECU.
      4) Rivière (2001) Autismo. Orientaciones para la intervención educativa. Madrid: Trotta.

    MANEJANDO EL SINDROME DE ASPERGER

    Muchos niños/as con el síndrome de Asperger tienen dificultad de entender interacciones sociales, incluyendo gestos no verbales. Pueden fallar en desarrollar relaciones con sus compañeros apropiadas para su edad, o pueden ser incapaces de compartir intereses o demostrar empatía. Cuando son enfrentados por los cambios en rutina de la escuela, pueden demostrar ansiedad visible, retirarse en silencio o explotar en un ataque de rabia. Aunque a menudo los estudiantes con el síndrome de Asperger pueden parecer tener un vocabulario amplio, sonando a veces como los “pequeños profesores,” pueden ser muy literales y tener gran dificultad para usar lenguaje en un contexto social. A ellos les puede gustar la escuela, pero desean que los otros niños no estén allí.

    Estrategias para el aula:

    - Cree un ambiente estructurado, fiable y tranquilo.
    - Fomente un clima de tolerancia y de entendimiento en el salón de clase. Considere el asignar un compañero para que ayude al estudiante a participar en actividades del grupo y socializar.
    - Disfrute y haga uso de las habilidades verbales e intelectuales del estudiante. Las fijaciones pueden ser utilizadas haciendo su tema elegido el centro de la enseñanza y de usar la habilidad del estudiante para aumentar el interés y respeto de los compañeros de clase (considere que el estudiante dé un informe o haga un modelo de su tema preferido para compartir con la clase).
    - Use la enseñanza directa para aumentar comportamientos socialmente aceptables, saludos y respuestas previstas y habilidades de la interacción del grupo. Demuestre el impacto de las palabras y de las acciones a otras personas durante interacciones de la vida real y aumente el conocimiento de las emociones, del lenguaje del cuerpo, etc.
    - Cree una manera estándar de presentar el cambio antes del acontecimiento. Una frase dominante como “hoy será diferente” puede ser provechosa si se utiliza constantemente. Usted puede explicar los cambios—por ejemplo, un profesor substituto—en privado así como con la clase.
    - Aprenda las causas normales y las señales de peligro de un ataque o de una “crisis” de rabia e intervenga temprano, antes de que se pierda el control. Ayude a su estudiante a aprender las habilidades de calmarse así mismo y de manejarse así mismo. Para reducir el estrés permanezca tranquilo y no critique al estudiante, recuerde que para el estudiante es difícil reaccionar como lo hacen otros niños.

    ESTRATEGIAS EN LA CRIANZA DE UN NIÑO DIAGNOSTICADO CON SÍNDROME DE ASPERGER

    - Es importante establecer prioridades.
    - Es importante marcarnos objetivos realistas, el niño/a es capaz de hacer con las posibilidades de otros niños e ir aumentando el grado de dificultad progresivamente.
    - Mantener una buena organización del ambiente, que deberá ser estructurado y ordenado.
    - Mantener contacto visual, que el niño/a nos mire a los ojos.
    - Dar comentarios positivos que gratifiquen el comportamiento del niño/a.
    - No olvidar nunca que siempre tendrá más interés en hacer lo que se le pide si obtiene algún privilegio a cambio de su esfuerzo.
    - No debemos utilizar el castigo de forma sistemática, alternativa será la de ignorar lo que el niño/a hace, no mirando ni haciendo comentarios hasta que el comportamiento ceda.
    - Hay comportamientos que no se pueden ignorar por el riesgo que comportan. Lo mejor será pararlos físicamente y potenciar una conducta alternativa.
    - Facilitaremos la adquisición de hábitos de autonomía, entrenándolo al niño/a en la resolución de pequeñas tareas domésticas.
    - Mantener frecuentes reuniones de supervisión con los profesores, es necesario coordinar el trabajo y uso de materiales para que el niño/a pueda generalizar las adquisiciones.
    - Trabajar en estrecha colaboración con especialistas para desarrollar un plan de actuación adecuado.
    - Conocer a otros padres en situación similar, para que puedan darse apoyo mutuo.