El recelo a los extraños suele presentarse a los siete meses de nacido y nuevamente al año de edad entre los niños que son criados en el hogar. Sienten menos miedo con un miembro de la familia o en los entornos conocidos. La edad en que ocurre la ansiedad ante extraños es variable, lo mismo que su intensidad y duración: hay bebés que nunca la presentan. Pero, cuando el niño conoce a un nuevo cuidador puede ser una experiencia sumamente traumática sobre todo cuando ya existe el miedo a extraños.
¿Cómo pueden enfrentar los padres la separación?
- Explicar al niño que el padre/madre va a retirarse, que él va a iniciar una actividad con la profesora/cuidadora nueva.
- Cuanto antes, la profesora/cuidadora debe tranquilizar y ayudar al niño en la transición o despedida.
Aunque el niño quiere ser independiente y firme, a menudo lo atemoriza el sentido de separación o soledad. Cuando empieza a caminar experimenta al mismo tiempo sentimientos encontrados: ama a quien lo atiende, pero también lo reta. Es una ambivalencia que le ayuda a conciliar sus deseos con los del adulto. A menudo, puede observarse que el niño se aferra a su cuidador por un minuto para luego alejarse de él inmediatamente.
El niño que empieza a caminar, ya ejercita un gran autocontrol y es capaz de conservar la imagen mental de un progenitor ausente; por eso quizá logra tolerar varias horas de separación. Lo principal es que los padres puedan estar lo más tranquilos posibles para que la experiencia se logre de la mejor manera posible, de lo contrario el niño pequeño captará la ansiedad y angustia y la sumará a la suya propia, creándose un caos e incertidumbre difícil de contener y manejar.
* Texto adaptado del libro Desarrollo Social de los niños de Marjorie Kostelnik (2009)
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