lunes, 14 de diciembre de 2009

Individualización y socialización en los niños pequeños

Dos funciones del desarrollo social entran en acción desde el primer día de vida: la socialización es el proceso que incluye la capacidad de cooperar en un grupo, de regular la propia conducta conforme las normas sociales y de llevarse bien con los demás y la individualización es el proceso mediante el cual se desarrolla el yo o la identidad personal y ocupa un lugar en el orden social.

Durante el primer año de vida, el niño coopera con la persona que lo cuida, como lo muestra el hecho de levantar las piernas cuando se le cambia el pañal. Empieza a captar las diferencias sutiles entre individuos y a entender el mundo de las disposiciones donde se manifiestan los sentimientos e inclinaciones. Al actuar, lo hace con la clara intención de influir en la conducta del adulto. El fundamento de la cognición social surge tras contactos diarios donde se da una reacción sincrónica entre ambos. Ese contacto e esencial en el proceso. De lo contrario no se premiarían las expectativas sociales. El niño puede convivir con unos cuantos cuidadores como sus padres, profesores y nanas, pero renuncia al contacto social si trata con varios adultos durante un día o más de una semana. En el nido adquiere expectativas acerca de quienes lo atienden normalmente. Pero si no son siempre las mismas personas, no tendrá la oportunidad de saber qué esperar de tantos adultos diferentes.

El niño a los dos años de edad practica ser un individuo dotado de voluntad propia, además de comenzar a adquirir el sentido de autonomía. Puesto que ya domina la capacidad de gatear y el caminar, está en condiciones de ensayar otras formas de alcanzar los objetivos. La aparición de una voluntad propia se acompaña de suficiente autocontrol que le permite obrar. De la necesidad de regular los movimientos corporales nace el sentido de autonomía. Si el niño logra controlar su cuerpo cuando empieza a caminar, podrá hacer lo mismo con sus acciones. Pero, si no se le permite, dudará de su capacidad de hacerlo. Probablemente por ello la libertad de desplazarse en el piso y la suficiente independencia se relacionan con la capacidad de internalizar el autocontrol. Hacia la mitad del segundo año de vida, el niño adquiere conciencia de sí mismo y entonces puede reflexionar sobre su persona. Capacidad que se refleja en expresiones como “Mío” o “Yo quiero”, esto significa que pueden empezar a reflexionar sobre sus ideas y sentimientos.
El proceso de convertirse en individuo y luego en miembro de un grupo inicia en la infancia, aunque no concluye del todo. El autocontrol, la identidad y el lugar del individuo dentro del grupo es un proceso inacabado de aquellos a quienes se integra en la cultura a través de la socialización.

* Texto adaptado del libro Desarrollo Social de los niños de Marjorie Kostelnik (2009)

2 comentarios:

  1. Muy interesante. Es básico saber esto y considerarlo antes de tomar la decisión de cuando mi bebe estará listo para la guardería. Gracias!

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  2. Muy interesante. Es básico saber esto y considerarlo antes de tomar la decisión de cuando mi bebe estará listo para la guardería. Gracias!

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