lunes, 25 de enero de 2010

A propósito de la infidelidad...

Tratando de describir algunos de los factores predisponentes de la infidelidad.


Uno de los factores predisponentes de la infidelidad se remite a la elección del compañero, esta decisión está dada tanto por factores conscientes como inconscientes y además, restringidos al habitat de cada individuo, es decir, la elección no es al azar sino que está altamente determinada de acuerdo con las actividades realizadas que nos permiten "conocer" o relacionarnos con otras personas. Así mismo, es más fácil que las personas se sientan atraídas hacia otras que realizan el mismo tipo de actividad o comparten gustos similares, que hacia aquellas personas con quienes no tienen los mismos marcos de referencia.

También hay que tomar en cuenta la presión ejercida en muchos medios sociales cuando los noviazgos son largos, respecto a la "necesidad" socialmente establecida de contraer matrimonio, como el hecho de "elegir un buen partido" que podría interpretarse como "del gusto de la familia” o “con éxito".

De acuerdo con Freud, la elección del compañero puede hacerse por varios caminos:
1. El tipo narcisita puede amar: lo que uno es (a sí mismo), lo que uno fue, lo que uno quisiera ser o a la persona que fue parte de uno mismo.
2. El tipo anaclítico puede amar: a la mujer nutriz o al hombre protector.

Esto podría explicar por qué existen elementos de amor y odio en las relaciones amorosas, ya que al proyectar parte del yo en el otro y llegar a la frustración se desencadena el odio, debido a que mediante el mecanismo de la proyección se supone que el otro "debe" satisfacer mis necesidades; esto ocurre tanto a nivel consciente como inconsciente.

La pareja necesita de movilidad para su supervivencia y para el desarrollo de cada uno de los integrantes. Así, el tipo de elección inicial puede ser modificada. Por ejemplo, la pareja complementaria, en donde uno "manda" y es considerado mejor, más capaz, etc., puede verse seriamente afectada cuando el miembro "menor" obtiene una serie de logros que lo hacen salir del esquema anterior. En este ejemplo, el miembro "débil", realiza una elección del tipo anaclítico pero dados los logros, su relación se transforma en una de tipo narcisista. La relación continúa siempre que la elección sea ratificada por ambos miembros de la pareja.
Puede darse el caso de un cónyuge de carácter oral o simbiótico que, en su afán de evitar la depresión, haga una elección de tipo anaclítico y cuando descubra que por medio de su compañero no solucionará sus fantasías, podrá entonces buscar una relación extra.

Así es como a nivel inconsciente, se puede elegir compañero por la idealización que se hace del objeto, puesto que cuando la persona se relaciona con alguien a quien considera valioso, se valorará mejor a sí misma; o bien, puede sentirse apoyada de manera más sólida.
Las situaciones anteriores, hacen referencia a patologías, en la medida en que se hacen modos de relación rígidas y estereotipadas y así, ante cualquier crisis o problema "vital" de la pareja, resultarán las conductas inoperantes para resolver o cuando menos llevar a buen término los problemas que la aquejan.
Sea cual sea el tipo de elección que se haya realizado, los miembros de la pareja pueden sentirse defraudados una vez terminado el período de luna de miel y entonces, las expectativas sufrirán un golpe cuando se enfrenten a la pareja "real" y no a la idealizada.

El desplazamiento del odio, virtualmente operante, dentro de la "luna de miel", se torna ahora ineficiente a pesar de la represión, que ante una crisis se resquebrajará de tal suerte que un miembro de la pareja puede elegir como amante a una persona diametralmente opuesta a su cónyuge, conservando a su pareja como objeto bueno.

Este mecanismo explica aquellos casos en donde se busca un amante con el objeto de continuar idealizando la figura del cónyuge y descargar así, lo negativo en el otro. Esto es frecuente, en personas que comparan la relación sexual con actividades censuradas y pueden entonces "desahogarse" con prostitutas, conservando en un buen concepto el nombre del "cónyuge decente".

Aquí también podemos encontrar un tipo de masoquismo o sadismo encubierto. Ambos tipos de patología, pueden ser "causa" de una relación extraconyugal, que puede servir para castigarse mediante la autodenigración o bien, castigar y denigrar al otro.

En este sentido, hay que mencionar otro tipo de relaciones extramaritales en donde la genitalidad no es lo más importante tanto como la necesidad de sentirse escuchado y atendido por otra persona.

Partiendo del supuesto de que toda pareja necesita cierto grado de dependencia, dada la necesidad de adecuar los roles; pueden encontrarse ciertas "desviaciones" respecto a la dependencia como el caso de individuos que tienen amantes cuando sienten que el cónyuge amenaza su independencia y autonomía y que tienen miedo a quedar atrapados, en este sentido, se observan sujetos que una vez que el/la amante inicia sus exigencias, buscarán nuevamente otra relación que los "salve" tanto del cónyuge como del amante "devorador" o bien, pueden mantenerse así para evitar ser absorbidos por ambas. Esta situación incluye el mito de "don Juan" en quien cabría la interpretación psicoanalítica del "miedo a la fusión" puesto que al relacionarse con muchas personas, la persona no puede involucrarse con ninguna.

Por otro lado, es necesario que se establezca cierta independencia y autonomía respecto a las familias de origen. Cuando esto no se logra, se puede iniciar la búsqueda de un amante con el objeto de saciar la necesidad de encontrar imagos paternas. Esta conducta alude a una regresión de tipo adolescente en donde, por medio del amante se evitan responsabilidades tanto de dependencia como de apoyo hacia el cónyuge-padre.

Puede suceder también, que la infidelidad ocurra para satisfacer la necesidad del enamoramiento. Como con el cónyuge la luna de miel llega a término, podemos encontrar sujetos para quienes es necesario estar continuamente en la etapa de idealización y de fusión para sentirse amados.



También es importante subrayar el hecho de que la infidelidad puede darse como consecuencia de la desconfirmación del otro o como intento de "salvarse" de una relación asfixiante.




A partir de las supuestas "causas" de la infidelidad, habrá que tener en cuenta el papel que desempeña el otro. Hay situaciones en las que el cónyuge es quien, por problemas sexuales, defensas, etc., estimula abierta o encubiertamente a su pareja para que tenga relaciones extramaritales, en el caso de que a la pareja le produzca angustia y rechazo.

Cualquiera que sea el caso, se maneja la idea que la infidelidad no es la causa de la separación de la pareja, sino la culminación de una serie de problemas y crisis en el interior de la misma, por lo que es necesario acudir a un especialista para contar con un espacio en donde elaborar para dejar de actuar.

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