lunes, 15 de febrero de 2010

Amor sin sexo o sexo sin amor


Según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 76% de los españoles entiende una relación amorosa como aquella en la que se comparte un afecto fuerte y en la que se mantienen relaciones sexuales.

Un 35% la concibe como una relación estable en la que se comparten sentimientos amorosos pero que no tiene por qué incluir obligatoriamente el sexo. Frente a ello, para un 10% de la población una relación esporádica entre dos personas que muestran una atracción física y que desemboca en una relación sexual, es una relación amorosa.

Aunque la realidad del sexo sin amor ha existido durante muchos siglos de historia, en las últimas décadas esta práctica se observa cada vez de una forma más habitual no solamente en los hombres, sino también en las mujeres. Los contactos sexuales sin sentimientos amorosos de por medio, tienen como objetivo principal experimentar placer y el disfrute que el sexo ofrece, sin ningún tipo de responsabilidades, obligaciones o compromisos de por medio. Aquí es donde encontramos los famosos “choque y fuga”, “fue ayer y no me acuerdo”, “una noche de copas, una noche loca” y todos sus derivados.

La práctica de este tipo de encuentro que se dé de forma libre y sin coacciones no tiene por qué plantear algún problema. Sin embargo, pueden surgir conflictos en el caso de que una de las personas mantenga una relación basada en el compromiso y fidelidad con otra. También, pueden surgir problemas cuando una de las dos personas alberga la esperanza de que ese encuentro pueda dar paso a una relación más estable.

En el caso del amor sin sexo, son muchas las parejas enamoradas que no practican sexo. Son parejas que comparten sentimientos y afectos muy profundos, pero que no encuentran en el sexo una prioridad. Las dos razones principales a las que aluden las personas que eligen esta alternativa son, por un lado, el deseo de mantener la virginidad hasta el matrimonio por creencias religiosas y, por otro lado, la necesidad sentirse seguro en la relación y de superar el temor a un posible engaño.

El problema más notable que presenta esta opción se da cuando uno de los dos miembros de la pareja no la comparte. En estos casos, el miembro no conforme con la decisión puede llegar a sentirse frustrado o incluso rechazado.

Los datos muestran que la mayor parte de la población elige combinar el amor con el sexo. Las parejas que escogen esta posibilidad demuestran una serie de afectos, emociones y sentimientos mutuos. Al mismo tiempo, el sexo resulta también una parte importante dentro su relación como medio para demostrar físicamente los sentimientos que sienten por la otra persona.

El sexo puede ser visto como un encuentro casual, el complemento de la relación o la entrega máxima después del matrimonio y todos los enfoquen son válidos siempre y cuando no nos dañe o afecte negativamente a nosotros mismos y a los demás, por eso debemos encontrar espacios en donde poder escucharnos a nosotros mismos y reconocer cómo nos estamos sintiendo.

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