Después de la separación o ruptura de una relación de pareja, pueden surgir diferentes tipos de relaciones entre quienes la conformaron.
En un extremo están los que destruyen y evitan intencionadamente cualquier vínculo romántico y al otro los que, superada la crisis y el periodo de duelo esperado, logran mantener amistad con su ex.
Ahora bien, en España la tasa de divorcio está entre el 10% y el 20% del total de matrimonios, cifra que parece baja si la comparamos con la tasa de países como Estados Unidos o Suecia, donde el número de divorcios supera o iguala el de matrimonios contraídos. De ellos, la mitad son de común acuerdo y la otra mitad son una parte se muestra en desacuerdo. Estos números podrían indicar que el porcentaje de parejas que, hipotéticamente, podrían recuperar la armonía tras la separación es realmente baja.
Podemos observar entre parejas que logran una relación de amistad con sus ex algunas características comunes. A veces, están guiadas por ciertos intereses: responsabilidades compartidas para con los hijos, cuestiones monetarias y amigos en común. En segundo lugar, no son “amistades completamente sinceras”, ya que existen ciertos temas que prefieren evitar, en general, aquellos relacionados con nuevas relaciones afectivas. Y por último, ambos ex deben poseer altos grados de admiración, respeto y confianza hacia el otro, ya que si no sería muy probable que no se tomarían la molestia de seguir con el vínculo, ya que éste no les aportaría mucho.
Existe mayor probabilidad que los que han estado en esta situación coincidan en que para posibilitar esa relación amistosa, primero debe pasar un tiempo para que los afectados -¿o tal vez beneficiados?- por la ruptura tengan la oportunidad y serenidad de aceptar el fracaso de su relación de pareja, valorar las cualidades del otro y poder seguir adelante como amigos. Un consejo de sabios es el que recomienda no verse hasta que se hayan olvidado todos los reproches que provocaron la separación.
Sin embargo, hablando de matrimonios o parejas con mayor tiempo de convivencia, los hijos son un factor determinante. En estos casos no sólo deseable, sino recomendable que se establezca una relación cordial o diplomática con la ex pareja. Así se facilita la solución de los problemas en los que ambos, a pesar de no estar juntos, siguen involucrados. Además hay que tener presente que uno puede dejar de ser pareja, conviviente o esposo/a, pero nunca deja de ser padre o madre de los hijos.
Es por esto que es aconsejable que antes de la ruptura o separación de la pareja se acuda a un terapeuta, con la finalidad de poder ayudar a minimizar los conflictos y agilizar y mejorar los patrones de comunicación en la pareja antes de la disolución definitiva, enfrentando a las dos personas bajo una perspectiva de respeto, escucha y tolerancia en la que aparecerá la razón.
Por último, es determinante, para una relación futura de amistad entre ex, la manera en que se produce la separación. Explicado de un modo gráfico, si se termina como en "La Guerra de los Roses", la amistad difícilmente prosperará o siquiera se asomará. Pero, si se da de la forma más civilizada posible, mayor será la posibilidad de éxito. Aunque cabe resaltar que no se tratará de una amistad como la que se puede tener con un pata del cole, de la universidad, del trabajo o de la maestría, ya que será sólo una muy buena relación entre dos personas que han tenido mucho en común en determinado momento de sus vidas.
En un extremo están los que destruyen y evitan intencionadamente cualquier vínculo romántico y al otro los que, superada la crisis y el periodo de duelo esperado, logran mantener amistad con su ex.
Ahora bien, en España la tasa de divorcio está entre el 10% y el 20% del total de matrimonios, cifra que parece baja si la comparamos con la tasa de países como Estados Unidos o Suecia, donde el número de divorcios supera o iguala el de matrimonios contraídos. De ellos, la mitad son de común acuerdo y la otra mitad son una parte se muestra en desacuerdo. Estos números podrían indicar que el porcentaje de parejas que, hipotéticamente, podrían recuperar la armonía tras la separación es realmente baja.
Podemos observar entre parejas que logran una relación de amistad con sus ex algunas características comunes. A veces, están guiadas por ciertos intereses: responsabilidades compartidas para con los hijos, cuestiones monetarias y amigos en común. En segundo lugar, no son “amistades completamente sinceras”, ya que existen ciertos temas que prefieren evitar, en general, aquellos relacionados con nuevas relaciones afectivas. Y por último, ambos ex deben poseer altos grados de admiración, respeto y confianza hacia el otro, ya que si no sería muy probable que no se tomarían la molestia de seguir con el vínculo, ya que éste no les aportaría mucho.
Existe mayor probabilidad que los que han estado en esta situación coincidan en que para posibilitar esa relación amistosa, primero debe pasar un tiempo para que los afectados -¿o tal vez beneficiados?- por la ruptura tengan la oportunidad y serenidad de aceptar el fracaso de su relación de pareja, valorar las cualidades del otro y poder seguir adelante como amigos. Un consejo de sabios es el que recomienda no verse hasta que se hayan olvidado todos los reproches que provocaron la separación.
Sin embargo, hablando de matrimonios o parejas con mayor tiempo de convivencia, los hijos son un factor determinante. En estos casos no sólo deseable, sino recomendable que se establezca una relación cordial o diplomática con la ex pareja. Así se facilita la solución de los problemas en los que ambos, a pesar de no estar juntos, siguen involucrados. Además hay que tener presente que uno puede dejar de ser pareja, conviviente o esposo/a, pero nunca deja de ser padre o madre de los hijos.
Es por esto que es aconsejable que antes de la ruptura o separación de la pareja se acuda a un terapeuta, con la finalidad de poder ayudar a minimizar los conflictos y agilizar y mejorar los patrones de comunicación en la pareja antes de la disolución definitiva, enfrentando a las dos personas bajo una perspectiva de respeto, escucha y tolerancia en la que aparecerá la razón.
Por último, es determinante, para una relación futura de amistad entre ex, la manera en que se produce la separación. Explicado de un modo gráfico, si se termina como en "La Guerra de los Roses", la amistad difícilmente prosperará o siquiera se asomará. Pero, si se da de la forma más civilizada posible, mayor será la posibilidad de éxito. Aunque cabe resaltar que no se tratará de una amistad como la que se puede tener con un pata del cole, de la universidad, del trabajo o de la maestría, ya que será sólo una muy buena relación entre dos personas que han tenido mucho en común en determinado momento de sus vidas.
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