lunes, 17 de agosto de 2009

¿Qué se busca en las relaciones por Internet?

¿Se pretende sustituir las relaciones cara a cara por las relaciones virtuales?

¿Se busca una manera de ampliar el círculo de relaciones?

En la mayoría de los casos, Internet es la vía de contacto con personas y grupos que de otra manera serían inaccesibles. Se superan distancias físicas y se sacia la curiosidad de conocer gente, con quienes, por lo general, se comparten aficiones e intereses. Hasta aquí, todo es positivo. Buena parte del problema aparece cuando esas relaciones sustituyen a las mantenidas en el mundo físico, el de nuestros amigos y familiares "reales". Pero no se puede convertir a Internet en herramienta maligna.


Podríamos decir que las patologías que Internet evidencia ya estaban presentes, es decir, Internet no es causa de las relaciones anómalas, sino una excelente oportunidad que se abre a personas con dificultades sociales que, pretendiendo resolverlos, pueden quedar atrapadas hasta el punto de que se transforme en su principal forma de relación con los demás.
Ahora bien, las personas que se relacionan por Internet experimentan una sensación de libertad que no obtienen en las relaciones cara a cara. Los cibernautas creen controlar la situación y usan fórmulas de expresión impensables en otros entornos. Además, pueden ser capaces de expresar por medio de la escritura emociones, ideas y afectos que permanecen ocultos en la vida diaria. Esto da pie al simulacro, a la posibilidad de jugar a ser otras personas, de vivir otras vidas, aunque sea de forma pasajera. Pero, sobre todo, quien comparte con otras personas su tiempo gracias a Internet entiende que puede romper el compromiso con sus interlocutores de manera unilateral y sin explicaciones.

Todo lo anterior, con excepción de la incapacidad de asumir compromisos, no es “bueno” ni “malo”. Jugar a ser otro es una práctica unida al hombre y la mujer, ahí están los actores; descubrir matices de uno mismo gracias a su plasmación por escrito puede ser positivo; sentirse libre y seguro con lo que se hace, también.
Quienes encuentran en Internet una estrategia más para relacionarse harán de la Red un lugar donde se expresarán libremente, conversarán cómodamente, aprender cosas nuevas y compartir sentimientos y conocimientos. Harán de su computadora y de Internet un instrumento más para su desarrollo personal y enriquecerán su vida social.

Sin embargo, Internet puede convertirse en un refugio inadecuado y despertar patologías ocultas o agudizarlas. Ofrece la posibilidad de vivir una irrealidad sin conexiones coherentes, algo muy atractivo para quien no se siente feliz consigo mismo. También posibilita hacer daño y expone a sufrirlo. La alerta se dispara cuando esta herramienta, que da libertad, o al menos ofrece la sensación de darla, se convierte en una nueva forma de esclavitud de la que la víctima, además, no es consciente.

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