domingo, 28 de febrero de 2010

Mi hijo es adoptado

A pesar que el proceso de adopción puede ser sumamente complicado y engorroso, para algunos padres no es tan intenso como el momento en el que le tienen que informar al niño que no son sus padres biológicos.

Cuando una pareja adoptan a un niño han de pensar con anterioridad el papel que van a asumir. Comunicar al hijo que es adoptado es algo que no conviene evitar. Sin embargo, no es nada fácil para muchos padres que temen la reacción y respuesta de sus hijos y se preocupan por las consecuencias o repercusiones que esto puede tener.

En ocasiones los padres adoptivos piensan que diciéndoles a sus hijos de corta edad que son adoptados les pueden provocar un gran dolor y frustración. En realidad, los problemas aumentan a medida que la revelación se retrasa. Por otra parte, es una utopía pensar que si se omite esta información el pequeño no acabará enterándose.

Que el niño se entere por otra persona de la verdad de su origen, puede crear un círculo de desconfianza, llegando incluso a pensar que el amor y el cariño que ha recibido hasta el momento forma parte de la mentira que ha estado viviendo.

Cuando el niño empieza a preguntar de dónde viene o cómo nació es adecuado contestar con la mayor naturalidad posible con la verdad. Cuanto más pequeño sea el niño, mejor interiorizará este sentimiento y más se familiarizará con la palabra adopción.

Se le puede decir que se formó en la barriga de una mujer y que lo acogieron porque querían tener un hijo como él. Será conveniente que se le transmita todo el cariño y amor que le tienen y la alegría que ha llevado a sus vidas. Es probable que el niño tenga muchas preguntas por resolver, como: por qué no está con sus padres biológicos, y podrá crear muchas fantasía imaginando qué puedo haber pasado para que lo dejaran con otras personas: que le abandonaron por ser malo o porque no lo querían. Para contrarrestar esto, los padres adoptivos pueden hablar del tema, de forma que el niño lo vea como algo natural. Así le ayudarán a destapar sus posibles pensamientos y miedos.

Cuando los niños adoptados llegan a la adolescencia, empiezan a pensar y filosofar sobre su existencia, como cualquier adolescente, y tienen una necesidad incondicional de buscar sus raíces para sentirse mejor con ellos mismos, ya que pueden tener una sensación de vacío o de que les falta algo.

Cuando los hijos quieren saber más sobre sus orígenes, sería adecuado que los padres le cuenten todo lo que saben. Lo mejor es hablar positivamente de sus padres biológicos y no ocultar, en caso de que estos estén vivos, la existencia de los mismos. Éste será un momento en el que los padres deben mantenerse al lado de su hijo. No deben pensar que por querer saber más sobre sus raíces o por querer conocer a sus padres va a dejar de quererlos, sino que es una necesidad que irremediablemente sentirá y necesitará que sea satisfecha.

Los padres deben estar preparados para las recriminaciones que sus hijos adoptivos puedan hacerles, éstas forman parte de las inseguridades típicas de la adolescencia. No es raro que el hijo le eche en cara a los padres cosas como que si ellos hubieran podido tener hijos él no estaría ahí o que lo adoptaron por compasión. Es importante que aunque sean preguntas que puedan resultar duras, el adolescente pueda exteriorizarlas, para que no creen en su interior un conflicto o caos.

En caso de que los padres no se sientan suficientemente capaces de tratar este tema con su hijo, es necesario que busquen la ayuda de un especialista para que les ayude a hacer frente a la situación y a ver las cosas de forma más natural.

¿Ex y amigos?

Después de la separación o ruptura de una relación de pareja, pueden surgir diferentes tipos de relaciones entre quienes la conformaron.

En un extremo están los que destruyen y evitan intencionadamente cualquier vínculo romántico y al otro los que, superada la crisis y el periodo de duelo esperado, logran mantener amistad con su ex.

Ahora bien, en España la tasa de divorcio está entre el 10% y el 20% del total de matrimonios, cifra que parece baja si la comparamos con la tasa de países como Estados Unidos o Suecia, donde el número de divorcios supera o iguala el de matrimonios contraídos. De ellos, la mitad son de común acuerdo y la otra mitad son una parte se muestra en desacuerdo. Estos números podrían indicar que el porcentaje de parejas que, hipotéticamente, podrían recuperar la armonía tras la separación es realmente baja.

Podemos observar entre parejas que logran una relación de amistad con sus ex algunas características comunes. A veces, están guiadas por ciertos intereses: responsabilidades compartidas para con los hijos, cuestiones monetarias y amigos en común. En segundo lugar, no son “amistades completamente sinceras”, ya que existen ciertos temas que prefieren evitar, en general, aquellos relacionados con nuevas relaciones afectivas. Y por último, ambos ex deben poseer altos grados de admiración, respeto y confianza hacia el otro, ya que si no sería muy probable que no se tomarían la molestia de seguir con el vínculo, ya que éste no les aportaría mucho.

Existe mayor probabilidad que los que han estado en esta situación coincidan en que para posibilitar esa relación amistosa, primero debe pasar un tiempo para que los afectados -¿o tal vez beneficiados?- por la ruptura tengan la oportunidad y serenidad de aceptar el fracaso de su relación de pareja, valorar las cualidades del otro y poder seguir adelante como amigos. Un consejo de sabios es el que recomienda no verse hasta que se hayan olvidado todos los reproches que provocaron la separación.

Sin embargo, hablando de matrimonios o parejas con mayor tiempo de convivencia, los hijos son un factor determinante. En estos casos no sólo deseable, sino recomendable que se establezca una relación cordial o diplomática con la ex pareja. Así se facilita la solución de los problemas en los que ambos, a pesar de no estar juntos, siguen involucrados. Además hay que tener presente que uno puede dejar de ser pareja, conviviente o esposo/a, pero nunca deja de ser padre o madre de los hijos.

Es por esto que es aconsejable que antes de la ruptura o separación de la pareja se acuda a un terapeuta, con la finalidad de poder ayudar a minimizar los conflictos y agilizar y mejorar los patrones de comunicación en la pareja antes de la disolución definitiva, enfrentando a las dos personas bajo una perspectiva de respeto, escucha y tolerancia en la que aparecerá la razón.

Por último, es determinante, para una relación futura de amistad entre ex, la manera en que se produce la separación. Explicado de un modo gráfico, si se termina como en "La Guerra de los Roses", la amistad difícilmente prosperará o siquiera se asomará. Pero, si se da de la forma más civilizada posible, mayor será la posibilidad de éxito. Aunque cabe resaltar que no se tratará de una amistad como la que se puede tener con un pata del cole, de la universidad, del trabajo o de la maestría, ya que será sólo una muy buena relación entre dos personas que han tenido mucho en común en determinado momento de sus vidas.

lunes, 22 de febrero de 2010

La rivalidad entre hermanos


Los celos y las peleas esporádicas entre hermanos son un hecho muy frecuente. Esta rivalidad es natural e incluso necesaria, ya que surge del normal desarrollo de la convivencia infantil.

La rivalidad forma parte de una etapa en las relaciones entre hermanos. Es un periodo que es necesario vivir y que debe ser superado. La finalidad de los padres es conseguir que los sentimientos rivales se transformen en actitudes de cooperación y solidaridad poniendo las normas y reglas de convivencia de manera empática. Es esencial que cada hijo sea querido y, a la vez, tratado de forma diferente en función de sus propias necesidades. De lo contrario el clima que se genera propiciará la enemistad en la relación fraternal.

Por lo general, el hermano “destronado" (hasta cierto momento hijo único), es quien por un lado desea el nacimiento de un nuevo hermano pero, por otro, siente celos puesto que lo percibe como una amenaza. Puede sentir miedo a que le quite todo aquello de lo que disfrutaba y a que lo quieran menos Este fenómeno suele ser más frecuente en las épocas de crisis de los niños (de 3 a 7 años).

Otro caso que puede favorecer la aparición de rivalidades es cuando los padres se muestran de forma diferente con sus hijos, mostrando que prefieren a uno más que al otro. Este tipo de actitudes originan verdaderos odios infantiles que se prolongarán de adultos impidiendo una relación fraternal de calidad. Este punto tiene que ser tomado con pinzas, porque, como sabemos, es poco probable querer a los hijos por igual, ya que podemos identificarnos más con el carácter de uno o compartir más actividades con otro. Ante esto, los padres tienen que estar atentos a su comportamiento y actitudes para no mostrar favoritismos desmedidos.

Así mismo, algunos padres enfrentan a sus hijos con otros niños con el objetivo de estimularlos. El hecho de comparar a los hermanos fomenta la rivalidad. Otras veces, existe la costumbre de poner apodos a los hijos basándose en su aspecto físico, en su inteligencia, carácter, etc. Sería bueno evitar este encasillamiento porque supone la limitación de su desarrollo en muchos aspectos.

Ahora bien, el ambiente familiar, por su propia naturaleza, constituye la primera escuela de socialización. Es en este medio, rico en vivencias, donde las relaciones entre hermanos adquieren su pleno sentido. Estos vínculos tienen unas características propias. No sólo es mucho el tiempo que se ven obligados a pasar juntos, sino que el tipo de actividades que comparten es muy variado, tanto en calidad como en cantidad.

Casi por norma general, en todas las familias, los niños comen, juegan, se bañan y se visten juntos. Los hermanos se conocen unos a otros de forma total y carecen de secretos, sobre todo si son pequeños. Este grado de confianza conduce a que las relaciones entre ellos sean absolutamente francas, siendo a veces, cruelmente sinceras.

Estos contactos variados y numerosos entre hermanos, unas veces alegres otras veces violentos, van llevando al niño hacía una convivencia madura. A medida que la familia aumenta con la llegada de los hijos las relaciones se van extendiendo y complicando.

Algunos aspectos positivos de la convivencia entre hermanos
- Estimula el liderazgo. Los hermanos mayores son verdaderos maestros de los pequeños. Este tipo de liderazgo espontáneo surge con el contacto de los hermanos y puede transformarse en una verdadera escuela de aprendizaje.

- Afirma la personalidad. Las semejanzas que existen entre hermanos, de tipo físico o de carácter, contribuyen a un elemento de seguridad en sí mismo. Este verse reflejado en otro, puede servir al niño para autodisciplinarse, imitando la conducta del hermano o corrigiendo lo que no le gusta. En esta línea, es muy importante evitar la comparación entre hermanos.

- Fomenta la individualidad. No todos los hermanos reaccionan del mismo modo ante la misma situación. Desde este enfoque, el contacto entre hermanos resulta muy beneficioso, porque ofrece a cada uno las posibilidades de desarrollar sus características particulares.

Amigos con derecho a….

Todo está bien claro: son amigos, nada más. Sin embargo, de vez en cuando, o quizás a menudo, la cosa toma un matiz diferente porque el sexo y la pasión entran en escena.

Han decidido de manera consciente y con gran seguridad, mantener una relación de amistad y de sexo. Son amigos, se caen bien, se ríen y disfrutan estar juntos. El sexo no es sino otra forma de disfrutar de su compañía y afinidad. No hay compromiso alguno. Todo está bien claro, han hablado de ello y las cosas no se prestan a ambigüedades.

Una sociedad que valora la independencia y la fomenta, capitalista y competitiva, donde habitualmente convergen el estrés y la cualificación, y donde el bienestar y el ocio son valores máximos, es el caldo de cultivo perfecto para este tipo de relaciones.

A pesar de su popularización, este tipo de vínculos cargan con un gran cúmulo de mitos y creencias que no siempre son ciertas. La naturaleza de una relación depende de la actitud que los integrantes manifiesten y no tanto del tipo de lazos que los unan. Algunos mitos son:

Estas relaciones son poco profundas: Debemos tener en cuenta que ambas personas se conocen y se aprecian, saben lo que les gusta y están de acuerdo en mantener una relación de este tipo. La sexualidad es, a menudo, una forma perfectamente lícita, para disfrutar de su amistad y conocerse con mayor profundidad.

Estas parejas se dejan llevar únicamente por la impulsividad y desenfreno: Las cosas están sobre la mesa, todo está claro entre los dos y es fruto de una decisión madura y consciente.

Su origen se encuentra en un miedo al compromiso: Comprometerse es tomar una decisión que habitualmente supone un gran cambio en la vida. Tomar estas decisiones a la ligera y sin estar preparado es inconveniente e incluso irresponsable.

Una relación de este tipo es siempre insatisfactoria: No tiene porqué, ya que se basan en un conocimiento de la otra persona y el respeto mutuo.

¿Qué ventajas tienen?
Hemos dicho que estas relaciones son un fruto de nuestra sociedad y de nuestra época, por ello las ventajas que presentan están íntimamente ligadas a la adecuación a su situación y las exigencias de su entorno. Estas personas valoran su independencia y actúan en consecuencia. Aprecian profundamente sus estudios y su trabajo, por lo que no creen conveniente limitar su desempeño ante las exigencias de una relación más tradicional.

¿Y las dificultades?
Las personas no somos máquinas. Por muy claras que estén las cosas siempre somos susceptibles a fuertes afectos o irracionalidades. Visto esto, las dificultades más frecuentes son:

La aparición de una tercera persona, ya que supone la necesidad de redefinir la relación. Es necesario volver a consensuar para integrar lo que uno y otro quieren, lo que entienden y lo que sienten.

Uno de ellos quiere "algo más". La intimidad predispone hacia el compromiso. En una relación de este tipo, la amistad, la satisfacción sexual, la diversión y la ternura, empujan con fuerza hacia la estabilidad y el contrato.

Los demás presionan. Es posible que familia, amigos y compañeros de trabajo, no vean con buenos ojos esta relación. La presión social puede generar ansiedad y desagrado, que en todo caso repercutirán de forma negativa sobre la amistad y la satisfacción de los implicados.

No todo está claro. A pesar de todo lo hablado, siempre quedan pequeñas ideas, expectativas o afectos, que no están bajo control y que a la larga pueden desembocar en desengaños o disgustos. Y es que no nos han educado para esta forma de vida.

Tanto la sexualidad como los vínculos que cada persona forme en su vida pueden ser múltiples y diversos. Sin embargo, no se debe perder de vista el respeto y cuidado hacia uno mismo y hacia los demás.

lunes, 15 de febrero de 2010

Niños, noticieros y noticias

Muchas veces los diferentes horarios de los integrantes de las familias hacen que se cene tarde, de noche, en compañía de la tele y su programación, más aún cuando los niños están de vacaciones.

Por lo general, la programación nacional a esa hora es un abundante menú de noticieros en donde además de demandas y ampays nos muestran toda serie de imágenes sangrientas dignas de las mejores películas de terror. ¿Pueden estas imágenes ejercer un impacto en los niños? ¿Debemos cambiar el canal? ¿Cómo reaccionar ante las preguntas de ellos a cerca de lo que ven en la tele?

Una de los grandes alcances de la globalización de los medios de comunicación es el vertiginoso avance de las tecnologías de comunicación e información, las cuales permiten presenciar en vivo y en directo TODO lo que acontece en el mundo, lo cual puede empezar a ser preocupante. Comienza a ser preocupante, la globalización de las comunicaciones y el vertiginoso avance de las tecnologías de la información, permiten presenciar en vivo, e incluso en directo, todo cuanto acontece en el mundo.

No se puede negar que todo lo que un niño puede ver, sentir, conocer, hacer, no-hacer, pensar, etc. repercute en él y lo afecta, de manera positiva o negativa. La gran mayoría de niños pasan gran parte de su tiempo libre frente a la tele y aprender mucho de ella. En casos extremos, los padres o cuidadores pueden usar a la tele como niñera. Sin embargo, la tele nos aporta, a niños y adultos, una”imagen del mundo” en el que vivimos, nos guste o no.

Ahora bien, es posible que esta “imagen del mundo” puede afectar de manera negativa a los niños?

Podemos caer en el error común de subestimar la capacidad de defensa (adaptación) de los niños. Sin embargo, también es cierto que son más impresionables que los adultos, que no poseen ni sus capacidades, ni su experiencia. Para que un episodio televisado acarree importantes consecuencias emocionales a un niño, éste ha de encontrarse en una situación de crisis por razones mucho más cercanas a su entorno y vivencia personal. Por ejemplo, el ver un reportaje sobre el terremoto en Haití o las actuales condiciones de Cuzco, no debería repercutir de manera importante en un niño y ser el origen de una fobia ante algún desastre natural.

Sin embargo, en aquellos niños quienes presenten un problema de seguridad y autoestima, o que han vivido experiencias similares a la relatada por la pantalla, en nuestro país los niños sobrevivientes al terremoto en Ica, que aún son incapaces de expresar sus emociones, que viven en una situación familiar desfavorable o suelen ser hipersensibles, estas noticias o reportajes sí pueden actuar como desencadenante de algún problema.

Por otro lado, la tele es uno de los grandes canales de comunicación con el resto del mundo, si sólo se observan catástrofes, lágrimas y todo tipo de situaciones angustiosas, es probable que ayude al niño a formarse una idea del mundo como un lugar lúgubre y peligroso. Y esta visión de las cosas repercutirá en todas las esferas de su vida.

Cuanto más pequeño es un niño, más peligrosa puede resultar la tele y sus noticias. Alrededor de los tres o cuatro años comienza una importante apertura del niño al entorno, comienza a interesarse por la tele, sin poseer las suficientes estrategias y defensas para hacerle frente a ciertos contenidos. Hacia los ocho o nueve años, el niño comienza a separarse de sus padres y a prestar mayor atención a sus compañeros y amigos. Y entre ellos comentarán lo que ven en la tele, jugarán a ello y construirán con la imaginación cuanto les parezca intenso e interesante.

Los padres tienen un papel fundamental en todo este proceso. Se les aconseja:

Limitar el uso de la televisión y propiciar el uso de otros medios. Poca televisión se digiere con facilidad, pero mucha televisión puede desembocar en una indigestión.

Mantener una actitud crítica frente a los contenidos televisivos. Reconocer y demostrar que el mundo no es exactamente como la televisión lo presenta puede facilitar que el niño se forme una imagen del mundo más acorde con la realidad y consigo mismo.

Aceptar las emociones del niño y facilitar su expresión. Si el niño se encuentra en un ambiente de confianza y respeto, en donde padres y familiares sienten realmente cuanto le sucede, tiene mayores probabilidades de encarar con éxito este proceso.

Los verdaderos temores del niño hacen referencia al daño físico y a la pérdida de
los padres. Remarcar que esto no va a suceder y que el conflicto y la catástrofe es algo lejano, le facilita sentirse seguro y tranquilo.

Amor sin sexo o sexo sin amor


Según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 76% de los españoles entiende una relación amorosa como aquella en la que se comparte un afecto fuerte y en la que se mantienen relaciones sexuales.

Un 35% la concibe como una relación estable en la que se comparten sentimientos amorosos pero que no tiene por qué incluir obligatoriamente el sexo. Frente a ello, para un 10% de la población una relación esporádica entre dos personas que muestran una atracción física y que desemboca en una relación sexual, es una relación amorosa.

Aunque la realidad del sexo sin amor ha existido durante muchos siglos de historia, en las últimas décadas esta práctica se observa cada vez de una forma más habitual no solamente en los hombres, sino también en las mujeres. Los contactos sexuales sin sentimientos amorosos de por medio, tienen como objetivo principal experimentar placer y el disfrute que el sexo ofrece, sin ningún tipo de responsabilidades, obligaciones o compromisos de por medio. Aquí es donde encontramos los famosos “choque y fuga”, “fue ayer y no me acuerdo”, “una noche de copas, una noche loca” y todos sus derivados.

La práctica de este tipo de encuentro que se dé de forma libre y sin coacciones no tiene por qué plantear algún problema. Sin embargo, pueden surgir conflictos en el caso de que una de las personas mantenga una relación basada en el compromiso y fidelidad con otra. También, pueden surgir problemas cuando una de las dos personas alberga la esperanza de que ese encuentro pueda dar paso a una relación más estable.

En el caso del amor sin sexo, son muchas las parejas enamoradas que no practican sexo. Son parejas que comparten sentimientos y afectos muy profundos, pero que no encuentran en el sexo una prioridad. Las dos razones principales a las que aluden las personas que eligen esta alternativa son, por un lado, el deseo de mantener la virginidad hasta el matrimonio por creencias religiosas y, por otro lado, la necesidad sentirse seguro en la relación y de superar el temor a un posible engaño.

El problema más notable que presenta esta opción se da cuando uno de los dos miembros de la pareja no la comparte. En estos casos, el miembro no conforme con la decisión puede llegar a sentirse frustrado o incluso rechazado.

Los datos muestran que la mayor parte de la población elige combinar el amor con el sexo. Las parejas que escogen esta posibilidad demuestran una serie de afectos, emociones y sentimientos mutuos. Al mismo tiempo, el sexo resulta también una parte importante dentro su relación como medio para demostrar físicamente los sentimientos que sienten por la otra persona.

El sexo puede ser visto como un encuentro casual, el complemento de la relación o la entrega máxima después del matrimonio y todos los enfoquen son válidos siempre y cuando no nos dañe o afecte negativamente a nosotros mismos y a los demás, por eso debemos encontrar espacios en donde poder escucharnos a nosotros mismos y reconocer cómo nos estamos sintiendo.

lunes, 8 de febrero de 2010

¿Qué es realmente la Orientación Vocacional?

En principio, la orientación vocacional, profesional o para el desarrollo de la carrera, surge como necesidad de facilitar a los alumnos, en especial lo que terminan la educación escolar, la información necesaria para su adecuada inserción en el mundo laboral.

Desde sus orígenes hasta la actualidad ha experimentado cambios significativos y ha pasado de ser una acción puntual, a ser una acción permanente integrada en la dinámica educativa.

Se considera la orientación vocacional como una necesidad esencialmente humana, de contenido educativo, a través de la cual se decide un proyecto de vida formativo o profesional, realizado por medio de una secuencia de opciones o elecciones que se van planteando ante la necesidad de interpretar las cuestiones fundamentales de la vida, y todo ello enmarcado en los contextos familiar y ambiental.

Es así que, hay que tener en claro que los adolescentes pueden no tener muy definido cuáles son sus preferencias e intereses vocacionales debido a una serie de factores, que van más allá del rendimiento académico o nivel cognitivo, entre los cuales estarán la madurez psico-emocional, social y cultural. Con esto, la orientación profesional se debe asumir como meta o finalidad en el desarrollo del individuo a lo largo de toda la vida.

Así pues, la educación vocacional supone el conocimiento de sí mismo, de las ofertas educativas y los itinerarios académicos, del mundo laboral. Solo la integración de todas estas áreas permitirá al adolescente tomar las decisiones más adecuadas.

Para lograr un mayor grado de eficacia en la orientación vocacional, el alumno debe ser el protagonista de los procesos y deberá implicarse de forma activa en sus aprendizajes.

Orientación Vocacional para adolescentes: Acabé el cole y ahora?!

Conforme el término del colegio se acerca, se escucha de parte de los papás, profesores y, en menor medida, amigos, hermanos, vecinos, etc., con más frecuencia preguntas como: ¿ Qué vas a estudiar? ¿Qué has pensado hacer/ ser? O puede darse el caso que en una reunión familiar un tío le pregunte a tu papá/ mamá: “¿Qué vas hacer tu hijo después del colegio?” aun estando tú a su costado.

De un momento a otro, puede parecerte que TODOS se interesan excesivamente en tus planes profesionales futuro y muchas de las veces no toman en cuenta al agente más importante en esto: TU

Ahora bien, no debemos de olvidar que al estar muy próximo a salir del cole te pone en una situación de cierre, el fin de una etapa, de una era. Es posible que por este cambio externo y tangible las personas que te rodean se sientan sumamente pendientes y curiosas (hasta impacientes) de saber sobre tu “decisión”.

Definitivamente, esta presión y exigencia social es real, y en muchos casos pueden crear en ti sentimientos de angustia, ansiedad, desesperación, etc. Por eso es importante que sepas y comprendas que tus decisiones pueden seguir un ritmo diferente al esperado por los demás.

A veces, puede ser “tranquilizador” encontrar una respuesta que tenga cierta aceptación, sin importar si te resulta a TI convincente o no. Otros pueden sentirse en la necesidad de tomarse “un año sabático” para postergar su decisión y explorar ciertos trabajos o proyectos que crean interesarles. Pero… ¿por qué un año?, en realidad el tiempo dependerá no solo de las presiones familiares o sociales, sino que esa decisión recaerá en que tú te sientas listo y preparado.

Es importante que seas conciente de esta presión social y sepas que es padecida por la mayoría de los estudiantes. Esta situación señala algo que seguramente ya sabías: es necesario dejar de ser escolar, abandonar ese lugar conocido para que esas experiencias se conviertan en recuerdos y aprendizaje. Sólo al aceptar el fin de esta etapa será posible empezar a imaginar un lugar diferente, novedoso, que se irá construyendo lentamente.

Muchas veces la angustia que provoca esta despedida (del colegio, los amigos, los profesores, los horarios conocidos, el estilo de las clases, los métodos de estudio, etc) se oculta o se niega, pero aparece en su lugar una enorme confusión, ansiedad, depresión o desgano. Incluso en algunos chicos estos sentimientos se evidencian a través de un muy mal rendimiento escolar el último año, “estirando” así la finalización de esta etapa.

Para poder elegir que forma irá tomando la carrera de tu vida es necesario empezar a imaginar ese proyecto.

lunes, 1 de febrero de 2010

Mamá, quiero un perrito! Por fa! Por fa!


¿Este pedido le suena familiar? Sepa qué puntos tomar en cuenta antes de ceder o denegar el deseo de su hijo.

Un animal no es un juguete, es un ser al que cuidar y del cual estar pendiente. Es probable que en un inicio a los niños les guste tenerlos bajo su responsabilidad, hay que sospechar que puede cansarse y terminarán siendo los adultos los que se ocuparán del animal.

Sin embargo, al traer a una mascota nueva a casa también puede ser visto como la oportunidad perfecta para reforzar no solo la responsabilidad, sino otras habilidades y capacidades de su hijo.

El orden de preferencia para la elección de una mascota de los niños suele empezar por el perro y acabar en el pez, y se debe a la demanda afectiva que tiene cada animal y a las posibilidades de relación que ofrece cada uno.

Es importante llegar a un acuerdo sobre qué animal será el más indicado. Si el que prefiere el niño no puede ser, debemos explicarle el por qué y encontrar alguna alternativa. Y si no podemos hacernos cargo de una mascota, no debemos perder de vista la necesidad que tiene el niño de estar en contacto con los animales y ofrecerle alternativas como ir al parque o pasear al perro de algún familiar o vecino.

Una vez decidido el animal que compraremos, tendremos que repartir las tareas que hará cada miembro de la familia. Este reparto debe tener en cuenta las posibilidades de cada uno y, por supuesto, la edad del niño. Nuestro hijo debe responsabilizarse de las tareas que haya escogido. Si al cabo de un tiempo deja de hacerse cargo del animal, tendremos que hablarlo con él para conocer la causa y saber cómo proceder.

En el caso de que la mascota muera, es importante aceptar la tristeza de nuestro hijo, entenderla y ayudarle a expresarse. No conviene quitarle importancia ni “reponer” la mascota muerta con otra de manera mágica. Quizá es la primera muerte que experimenta y puede costarle un tiempo asimilarlo. A veces, puede ir bien hacer alguna ceremonia para despedirnos del animal.

Tips:

- Informarnos sobre el animal, antes de comprarlo: necesidades, alimentación, espacio, vacunas, higiene, comportamiento, etc.

- Hasta los 3 años los niños son poco capaces de cuidar un animal pero a partir de los 4 ya podrán dar de comer o beber (aunque tengamos que recordárselo) a un animal que requiera pocas atenciones, por ejemplo un gato, un hámster, un conejo o un pez, e incluso ayudarnos a limpiar la jaula o la pecera.

- En el caso de los perros, lo mejor es esperar a los 6 años y elegir uno de raza pequeña. A esta edad podrá encargarse totalmente de su alimentación y más delante de sus paseos.

- Crear, de forma verbal o escrita, un contrato en el que se establezcan las tareas de cada miembro de la familia. Al niño puede serle de gran ayuda tener colgado en la pared o la nevera, una lista con las responsabilidades de cada persona y los días de la semana que debe hacer cada cosa.

¿Por qué los niños no hacen lo que se les pide?

¿Es de lo más normal que un padre tenga que repetirle 20 veces a su hijo pequeño para que haga algo?


Pareciera como que todo lo que se le dice a un niño o cae en oídos sordos o entra por una oreja y sale por la otra. Pero, la realidad es que los pequeños escuchan, sólo que guardan la información para usar más tarde, según un nuevo estudio.

“Realicé este estudio esperando descubrimientos completamente diferentes”, dice el psicólogo Yuko Munakata, de la Universidad de Colorado, Estados Unidos. “Hay muchos trabajos en el campo del desarrollo cognitivo que se centra en cómo los niños son básicamente pequeñas versiones de adultos intentando hacer las mismas cosas que ellos hacen, pero no son tan buenos todavía. Lo que demuestran los resultados es que los niños son totalmente diferentes y hacen cosas diferentes a cómo lo hacen los adultos”.

Munakata y colegas usaron un video juego de computadora y midieron el diámetro de la pupila de los ojos para determinar el esfuerzo mental de niños entre los 3 y 8 años y así estudiar sus habilidades cognitivas.

El juego involucraba enseñarle a los pequeños reglas simples sobre dos personajes de dibujo animado, Blue y Bob Esponja, y su preferencia por diferentes objetos. Se les dijo que a Blue le gustaba la sandía, por lo que tenían que presionar sobre la cara contenta sólo si veían a Blue seguido de una sandía. Si veían a Bob Esponja, tenían que apretar sobre la cara triste.

Los niños mayores encontraron esa secuencia sencilla, porque podían anticipar la respuesta antes de que los objetos aparecieran. Pero los niños pre escolares fallaban en anticiparlo. Ellos pensaban en el personaje sólo luego de haber visto la sandía, o sea, que actuaban luego de los hechos.

Lo que descubrieron los investigadores es que los niños de 3 años no planean el futuro ni tampoco viven completamente en el presente. Piensan en el pasado sólo cuando lo necesitan.



“Por ejemplo, digamos que hace frío afuera y usted le dice a su hijo de 3 años que vaya en busca de su chaqueta a su cuarto y que esté listo para salir. Usted esperará que el niño planee el futuro, que piense: hace frío afuera así que la chaqueta me mantendrá caliente. Pero, lo que sugiere nuestra investigación es que esa no es la forma en que piensa un pequeño de 3 años. Por el contrario, el niño correrá fuera, descubrirá que hace frío y, recién allí, pedirá su casaca y entonces la buscará”. dice uno de los investigadores.

Entonces, Munakata recomienda que uno no trate de que el niño anticipe lo que pasará en el futuro a costa de repetir una y otra vez que se prepare para algo. Lo mejor es que le digan que cuando estén en el patio y haga frío pueden buscar la casaca para poder estar abrigados.