lunes, 14 de septiembre de 2009

Mujer quemó brazo de su hijo de nueve años con una plancha. Lo castigó por no hacer la tarea. A pesar de haber aceptado ser la autora de las lesiones, no mostró arrepentimiento en ningún momento y dijo que lo había hecho “por su bien”. “Lo hice, ¿y qué?”. (El Comercio 03 de Setiembre 2009)


Hallan cadáveres de dos niñas asesinadas por su padrastro en Junín. El sujeto confesó que en noviembre del 2008 estranguló y quemó a las menores de 14 y 11 años, luego las enterró. Dijo que fugaron para no levantar sospechas. (RPP.com, 25 Agosto 2009)


Mujer abandona a su hijo recién nacido en una mototaxi ubicada cerca a la plaza de armas de Huaral. (Peru.com, 02 de Marzo 2009)


Por más increíble que parezca, estamos acostumbrados a despertarnos por las mañanas escuchando una serie de noticias escabrosas sobre asesinato de niños cometidos, la mayoría de las veces, por sus propios padres – Filicidio. Actualmente, se consideran que otras formas de maltrato a los menores, de manera directa (violencia física, verbal, psicológica) o indirecta (gaminismo, aborto) son diferentes tipos de perpetuación de actos filicidas.
Nuestras reaccio nes ante estos hechos, aunque variadas, por lo general encierran sensaciones de desagrado, censura, indignación y hasta un deseo de castigo a los autores de los crímenes.

¿Cuál es la interpretación desde una mirada psicológica a este tipo de problema social?

La historia se repite
Sería atrevido empezar a analizar una situación tan intricada como lo es el filicidio sin remontarnos a la historia de los autores de los crímenes.

A pesar de las investigaciones, la lucha entre las ideas de la maternidad como instinto Vs. las de la maternidad como conducta aprendida sigue en pie. Sin embargo, se puede argumentar que probablemente el desarrollo de la función de la maternidad está relacionada con el mundo afectivo de la propia infancia de la madre, es decir, el amor se desarrolla precozmente en la vida sobre una base de reciprocidad en la que la experiencia de ser amado por los propios padres fomenta la capacidad de amar en el niño, permitiéndole responder con el mismo sentimiento para después transferirlo a otras personas. El hecho de ser amado le permite estar dispuesto a amar.

Si una madre con poca habilidad de conectarse afectivamente con su hijo, esto será un obstáculo bastante importante para el desarrollo del niño, ya que es probable que esté más centrada en sus propios deseos y necesidades que en la de su hijo. Así, la madre puede tener una visión irreal de las capacidades del niño e intentar, de un modo rígido y autoritario, forzarlo a encajar dentro de un molde al que no se ajusta. Ante esto, ambos, madre e hijo, quedarán entrampados en un vínculo agresivo, intolerante y frustrante.

Repasando datos importantes

La literatura internacional es bastante amplia en la caracterización del filicidio materno:
  • Neonaticidio: la muerte de un hijo en las primeras 24 horas de vida
  • Infanticidio: la muerte de un hijo que tiene entre un día y un año de vida
  • Filicidio: la muerte de un hijo que pasa de un año de vida
El neonaticidio es cometido principalmente por mujeres, madres jóvenes, en su mayoría sin patología psiquiátrica, pero en contextos socioeconómicos adversos - embarazo no deseado, ser madre soltera, vivir aún con sus padres y presentar serias dificultades económicas.
El resto de madres, ya sean infanticidas o filicidas, por lo general, son casadas o están viviendo con su pareja, presentan patología psiquiátrica importante, especialmente de la esfera anímica, incluida la depresión y la psicosis post-parto.
Además, en los casos de filicidios o infanticidios habría otras causas relacionadas al hecho, como enfermedades del hijo o problemas maritales. También se ha visto que la mayoría de estas madres consumiría alcohol y/o cocaína antes y después del parto.

Resnick y D'Orban tipifican a estas mujeres en cinco grupos:
  • Las neonaticidas
  • Las filicidas altruistas: asociado a suicidio para liberar a sus hijos de sufrimiento real o imaginado
  • Las filicidas con trastorno mental agudo (psicóticas)
  • Las filicidas accidentales (maltrato, homicidio no intencional)
  • Las filicidas de niños no deseados
  • Las filicidas por venganza conyugal (Síndrome de Medea).
Con respecto al filicidio cometido por padres, no existe evidencia concluyente para decir si este sería de mayor, igual, o menor frecuencia que el filicidio materno. También resulta controversial si este sería o no parte de violencia intrafamiliar.
Cabe señalar como dato de importancia que los padres adoptivos cometerían más filicidio que los padres biológicos.

Posibles relaciones



El filicidio está asociado, principalmente, a la depresión posparto y es, quizás, la manifestación más dramática de esta patología.

Cuando un infanticidio es atribuido a psicosis posparto, depresión, abuso de sustancias, entre otros, involucra, en su mayoría, a mujeres con inadecuado apoyo social al momento de cometer el delito, ya que las patologías mencionadas alteran gravemente las capacidades para llevar a cabo actividades habituales.

Se indica que el filicidio cometido por mujeres tiende a estar asociado a cuadros psicóticos, en oposición a los cometidos por hombres, quienes se diagnostican más frecuentemente con trastornos de la personalidad.

En padres filicidas se ha observado altas tasas de suicidio posterior al acto y en la mayoría de ellos, la presencia de trastornos depresivos al momento del hecho. Un tercio estaría cursando un episodio psicótico al momento del ataque, especialmente aquellos que dan muerte a todo el núcleo familiar.

El hecho de que un individuo manifieste problemas de tipo psiquiátrico, afectará todos los aspectos de su vida, incluyendo el papel parental.

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