Al igual que el resto de los duelos, no todo el mundo los vive de la misma manera, no en todas las personas tienen la misma intensidad, no todo el mundo pasa por las mismas vivencia. Esto depende de muchos factores: el estilo de afrontamiento, los rasgos de personalidad, las circunstancias contextuales, las redes sociales, etc.
Sin embargo, se han descrito una serie de circunstancias personales y sociales que, en conjunción, actúan como formas de predicción de duelo migratorio:
- Desorientación temporal – espacial prolongada
- Incomunicación con la población de origen y asilamiento
- Dificultad para encontrar vivienda o vivir en condiciones insalubres o hacinados
- Dificultad para establecer un ritmo de vida normalizado
- Soledad, sentimiento de fracaso y de miedo
- Sentimiento de tener que luchar para sobrevivir por estar sometido a condiciones de explotación o humillación.
Junto con la confluencia de los factores anteriormente señalados que actúan como predictores, habría que señalar algunas de las expresiones sintomáticas frecuentes cuando el duelo ya es manifiesto:
- El llanto.
- La culpa.
- La ansiedad está ligada a la lucha intensa por conseguir los objetivos propuestos, de igual manera está ligada al miedo por los peligros, discriminaciones e incertidumbres que se viven en torno a muchos procesos migratorios. La ansiedad también se refleja en torno al choque cultural y al grado de tolerancia a la frustración que tenga cada cual.
- La irritabilidad está relacionada con la magnitud de las frustraciones a las que se debe hacer frente. La falta de autonomía, la falta de recursos económicos, las jornadas de trabajo inacabables pueden ser generadoras de irritabilidad.
- Miedo, confusión y preocupación. El miedo está presente en buena parte del duelo migratorio, aparece y desaparece o se aminora. Los síntomas de confusión son frecuentes, sobre todo en los primeros momentos de estancia en el lugar de acogida. El hacer cosas diferentes, en lugares diferentes, con personas diferentes favorece la confusión. La pérdida de referencias ayuda en este proceso de confusión. Y las preocupaciones tienen que ver con el alto nivel de presión que se recibe.
- El sentimiento de culpa. Corresponde con sentimientos de dejar abandonados a personas queridas. Los sentimientos de culpa se pueden avivar cuando la persona inmigrante toma contacto con esas personas víctimas del "abandono" y se produce algún tipo de reproche real o fabulado por el propio inmigrante. El sentimiento de culpa dificulta el disfrute en la sociedad de acogida, este sentimiento obstaculiza, limita, castra los momentos de diversión o alegría que se puedan dar, sobre todo en los primeros momentos de la estancia
Junto a lo ya señalado habría que destacar otras expresiones sintomáticas características:
a. La fatiga, el cansancio, falta de fuerza o incapacidad para seguir adelante.
b. La pérdida o aumento del apetito.
c. Dolores de cabeza frecuentes.
d. Las ideas de muerte y suicidio no son síntomas frecuentes, aunque en ocasiones son pensamientos recurrentes.
e. La sensación de soledad, aun en compañía. El crear nuevas relaciones supone el riesgo de generar arraigo y no siempre se está dispuesto a echar raíces, por cuanto esto supone negar o dificultar la posibilidad de volver, de regresar. Sin embargo, el establecer nuevas relaciones no resulta tan fácil. El problema del idioma, la pobreza de redes sociales, el desconocimiento de las maneras de "ser y estar" de la sociedad de acogida. La falta de los resortes fundamentales para establecer vínculos, especialmente la familia y los compañeros de trabajo, pueden generar una enorme sensación de soledad.
f. La alteración frecuente del sueño. Problemas para conciliar el sueño, el despertar precoz, el sueño entrecortado y jalonado de pesadillas son síntomas frecuentes en el duelo migratorio.
g. La pérdida de memoria es un síntoma poco frecuente y que en ocasiones se asocia a situaciones de estrés postraumático, en este caso, cuando el viaje migratorio es especialmente peligroso.
h. Los desajustes fisiológicos varios. Dolores gástricos, malestar intestinal, cansancio, hipertensión, vómitos, dolores musculares, amenorrea, ulceraciones, dermatitis, caída del pelo, muy asociados todos a factores de tensión y de depresión.
b. La pérdida o aumento del apetito.
c. Dolores de cabeza frecuentes.
d. Las ideas de muerte y suicidio no son síntomas frecuentes, aunque en ocasiones son pensamientos recurrentes.
e. La sensación de soledad, aun en compañía. El crear nuevas relaciones supone el riesgo de generar arraigo y no siempre se está dispuesto a echar raíces, por cuanto esto supone negar o dificultar la posibilidad de volver, de regresar. Sin embargo, el establecer nuevas relaciones no resulta tan fácil. El problema del idioma, la pobreza de redes sociales, el desconocimiento de las maneras de "ser y estar" de la sociedad de acogida. La falta de los resortes fundamentales para establecer vínculos, especialmente la familia y los compañeros de trabajo, pueden generar una enorme sensación de soledad.
f. La alteración frecuente del sueño. Problemas para conciliar el sueño, el despertar precoz, el sueño entrecortado y jalonado de pesadillas son síntomas frecuentes en el duelo migratorio.
g. La pérdida de memoria es un síntoma poco frecuente y que en ocasiones se asocia a situaciones de estrés postraumático, en este caso, cuando el viaje migratorio es especialmente peligroso.
h. Los desajustes fisiológicos varios. Dolores gástricos, malestar intestinal, cansancio, hipertensión, vómitos, dolores musculares, amenorrea, ulceraciones, dermatitis, caída del pelo, muy asociados todos a factores de tensión y de depresión.
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