"Los primeros momentos, todo era nuevo, donde estaba estudiando era bonito, tantos monumentos, ver tanta tradición, de repente veía mucha actividad... A mí me dijeron lo de la crisis de los seis meses. Me preguntaba: ¿qué estoy haciendo acá?, ¿para qué he venido?, ¿para qué estoy aquí?” (Inmigrante peruana)
Las depresiones que experimenta la mayoría de las personas durante el curso natural de su vida casi siempre se asocian con sentimientos de tristeza y soledad, así como con otros síntomas, como falta de energía, pérdida de interés en las actividades normales y otros.
Algunos de los síntomas más frecuentes asociados con la depresión son: dificultad para concentrarse, dormir poco o más de lo normal, sensación de desesperación, inutilidad o culpa, subir o bajar de peso anormalmente, inquietud o agitación y pensamientos suicidas o deseos de hacerse daño a sí mismo.
La migración es un fenómeno que por su propia naturaleza puede poner a las personas en mayor riesgo de padecer depresión leve o grave. El impacto de adaptarse a una cultura y ambiente nuevos puede hacer que los migrantes se sientan aislados y solos – aun cuando puedan vivir con familiares, amigos o gente nueva.
Es importante acotar que la migración por sí misma no es factor determinante de depresión en las personas, ya que esta problemática puede ser desencadenada por una o más razones además de la migración u otros tipos de estrés en la vida, entre los cuales están antecedentes de depresión en la familia, historias previas de depresión antes de migrar, enfermedades físicas y otros trastornos, pensamientos negativos sobre uno mismo, así como el uso o abuso de alcohol y otras drogas, incluyendo algunas medicinas.
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