“Mira mis cuadraditos ¿Se me notan?” (Luciano, 17 años)
“Que regia que estás ¿Cómo haces para estar tan flaca?” (Alejandra, 15 años)
“Que regia que estás ¿Cómo haces para estar tan flaca?” (Alejandra, 15 años)
Definitivamente, de un tiempo a esta parte, el cuerpo se ha vuelto un tema muy importante para todos. Específicamente en los adolescentes, vemos como se imponen ciertas conductas “esperadas”: el gym, la dieta, las comidas bajas en calorías, la nutricionista, las cirugías, el spa, la ropa, las tallas, la anorexia, la bulimia, etc.
Otro factor es la sobrevaloración del tiempo, el “ahora” se ha convertido en “ahorita”. Cada vez es más difícil ser tolerantes y no buscar el placer o la satisfacción inmediata. Por ejemplo, en el caso de chicos obesos o con sobrepeso, por lo general no se piensa en un proceso y tiempo sostenido para que empiece a perder peso, sino más bien se piensa en dónde y con quién llevarlo para que adelgace en dos meses, o el mismo adolescente busca en Internet una dieta que promete bajarle de seis a diez kilos en una semana.
Podríamos decir que esta “preocupación” muchas veces está fuera de control y se convierte en “ansiedad y angustia” relacionada al cuerpo, la cual va en busca del “cuerpo perfecto”, de la “imagen perfecta”.
La mayoría de adolescentes pueden llegar a sufrir y caer en depresión o trastornos de ansiedad si es que sienten que no encajan en este molde de “perfección” esperado. Ante esto, pueden sentirse sumamente presionados por actuar y tener una imagen determinada de la manera más rápida y efectiva posible, sin pensar en su salud o en las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, hay adolescentes mujeres que están tan obsesionadas en no ganar peso que comen una vez al día y solo lo mínimo indispensable, sin saber que pueden desarrollar un cuadro de anemia, sentirse de mal humor y muy cansadas todo el tiempo.
El adolescente que tienda a rechazar o simplemente mostrar poco interés por estos parámetros puede ser catalogado por los demás como el “raro”, “nerd”, “loser”, “maricón”, etc. Los adolescentes con mayor fuerza interna o seguridad personal pueden sortear estas agresiones de mejor manera, los más sensibles o inseguros probablemente desarrollen sentimientos intensos de rabia, frustración, tristeza e inadecuación.
Es importante que tanto padres como profesores estén pendientes de aquellos cambios de humor o conducta en los adolescentes, buscar un espacio y conversar con ellos.
Otro factor es la sobrevaloración del tiempo, el “ahora” se ha convertido en “ahorita”. Cada vez es más difícil ser tolerantes y no buscar el placer o la satisfacción inmediata. Por ejemplo, en el caso de chicos obesos o con sobrepeso, por lo general no se piensa en un proceso y tiempo sostenido para que empiece a perder peso, sino más bien se piensa en dónde y con quién llevarlo para que adelgace en dos meses, o el mismo adolescente busca en Internet una dieta que promete bajarle de seis a diez kilos en una semana.
Podríamos decir que esta “preocupación” muchas veces está fuera de control y se convierte en “ansiedad y angustia” relacionada al cuerpo, la cual va en busca del “cuerpo perfecto”, de la “imagen perfecta”.
La mayoría de adolescentes pueden llegar a sufrir y caer en depresión o trastornos de ansiedad si es que sienten que no encajan en este molde de “perfección” esperado. Ante esto, pueden sentirse sumamente presionados por actuar y tener una imagen determinada de la manera más rápida y efectiva posible, sin pensar en su salud o en las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, hay adolescentes mujeres que están tan obsesionadas en no ganar peso que comen una vez al día y solo lo mínimo indispensable, sin saber que pueden desarrollar un cuadro de anemia, sentirse de mal humor y muy cansadas todo el tiempo.
El adolescente que tienda a rechazar o simplemente mostrar poco interés por estos parámetros puede ser catalogado por los demás como el “raro”, “nerd”, “loser”, “maricón”, etc. Los adolescentes con mayor fuerza interna o seguridad personal pueden sortear estas agresiones de mejor manera, los más sensibles o inseguros probablemente desarrollen sentimientos intensos de rabia, frustración, tristeza e inadecuación.
Es importante que tanto padres como profesores estén pendientes de aquellos cambios de humor o conducta en los adolescentes, buscar un espacio y conversar con ellos.
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