Los niños nacen con la habilidad de llegar a ser bilingües o multilingües. Demasiados niños sufren la restricción de convertirse en monolingües.
El lenguaje es la base de la comunicación de la identidad. Necesitamos del lenguaje para comunicar información, crear relaciones, jugar juegos y contar cuentos, para hacer nuevos amigos y para colaborar en proyectos de grupo.
Algunos padres bilingües pueden preocuparse por la corrección de la gramática, la precisión del vocabulario, el no mezclar los dos idiomas y el poder traducir con exactitud. En cambio, lo más importante para que un niño llegue a ser bilingüe es hacer que su desarrollo del lenguaje sea una experiencia agradable y positiva. Los niños necesitan valorar sus dos idiomas, sus dos culturas y en forma sencilla, cobrar conciencia del valor de ser bilingüe y bicultural.
Los padres que convierten la adquisición de los dos idiomas en una cruzada, una fuente de conflictos, una serie de pequeñas crisis, o una competencia probablemente no consigan sus objetivos. Es posible que el niño aprenda dos idiomas, pero si el bilingüismo le resulta teñido de ansiedad, presión y correcciones constantes, no se ha logrado ningún triunfo verdadero.
Es importante que al niño se le estimule constantemente en su adquisición de los dos idiomas. Hay muchos modos sencillos de dar estímulo: una palabra de aliento, una felicitación, una caricia, contribuirán a desarrollar la autoestima lingüística del/a niño/a.
Un factor de suma importancia al criar a un niño/a bilingüe es el idioma que lo rodea. El jardinero no puede forzar a la semilla del lenguaje a germinar. Todo lo que el jardinero hace es crear las condiciones – buena tierra, sol, agua – para que germine. El desarrollo del lenguaje en los niños es como una planta tierna que necesita de mucho cuidado. Las investigaciones han demostrado que corregir al niño constantemente, hacerle ver sus faltas, no da buenas resultados. Lo que da buenos resultados es convertir el uso del lenguaje en algo agradable.
Esto no quiere decir que todo lo que se necesita es estímulo y alabanza. El jardinero del lenguaje también tiene que planear, que preparar el terreno, que fertiliza, y algunas veces arrancar las malas hierbas. El desarrollo del lenguaje puede ser lento. Habrá días difíciles en que la plantita tierna parecerá quedar estrangulada por la fuerza del idioma más fuerte o la presión de los amigos. Aunque no puedan forzar a la plantita a crecer, pueden ayudar a crear las condiciones para que crezca fuerte y saludable.
* Adaptado del libro “Guía para madres y padres de niños bilingües”, escrito por Alma Flor Ada y Colin Baker en el año 2001
El lenguaje es la base de la comunicación de la identidad. Necesitamos del lenguaje para comunicar información, crear relaciones, jugar juegos y contar cuentos, para hacer nuevos amigos y para colaborar en proyectos de grupo.
Algunos padres bilingües pueden preocuparse por la corrección de la gramática, la precisión del vocabulario, el no mezclar los dos idiomas y el poder traducir con exactitud. En cambio, lo más importante para que un niño llegue a ser bilingüe es hacer que su desarrollo del lenguaje sea una experiencia agradable y positiva. Los niños necesitan valorar sus dos idiomas, sus dos culturas y en forma sencilla, cobrar conciencia del valor de ser bilingüe y bicultural.
Los padres que convierten la adquisición de los dos idiomas en una cruzada, una fuente de conflictos, una serie de pequeñas crisis, o una competencia probablemente no consigan sus objetivos. Es posible que el niño aprenda dos idiomas, pero si el bilingüismo le resulta teñido de ansiedad, presión y correcciones constantes, no se ha logrado ningún triunfo verdadero.
Es importante que al niño se le estimule constantemente en su adquisición de los dos idiomas. Hay muchos modos sencillos de dar estímulo: una palabra de aliento, una felicitación, una caricia, contribuirán a desarrollar la autoestima lingüística del/a niño/a.
Un factor de suma importancia al criar a un niño/a bilingüe es el idioma que lo rodea. El jardinero no puede forzar a la semilla del lenguaje a germinar. Todo lo que el jardinero hace es crear las condiciones – buena tierra, sol, agua – para que germine. El desarrollo del lenguaje en los niños es como una planta tierna que necesita de mucho cuidado. Las investigaciones han demostrado que corregir al niño constantemente, hacerle ver sus faltas, no da buenas resultados. Lo que da buenos resultados es convertir el uso del lenguaje en algo agradable.
Esto no quiere decir que todo lo que se necesita es estímulo y alabanza. El jardinero del lenguaje también tiene que planear, que preparar el terreno, que fertiliza, y algunas veces arrancar las malas hierbas. El desarrollo del lenguaje puede ser lento. Habrá días difíciles en que la plantita tierna parecerá quedar estrangulada por la fuerza del idioma más fuerte o la presión de los amigos. Aunque no puedan forzar a la plantita a crecer, pueden ayudar a crear las condiciones para que crezca fuerte y saludable.
* Adaptado del libro “Guía para madres y padres de niños bilingües”, escrito por Alma Flor Ada y Colin Baker en el año 2001
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