lunes, 30 de noviembre de 2009

¿Qué nos dice el aislamiento adolescente?

“Mi hijo se encierra en su cuarto todo el día, casi ni lo vemos por estar con la computadora”


Actualmente, con todos los cambios veloces y las presiones (estudios, amigos, padres, pareja) a los que se ven sometidos los adolescentes, se nota mayor tendencia a desarrollar más presiones internas. Es decir, el adolescente genera expectativas personales muy grandes y difíciles de satisfacer, así mismo espera cumplir con muchas cosas a la vez y no fallar en ninguna. Probablemente esta situación sea la causa más importante para que se den conductas de aislamiento y encierro, en las que se permite salir de su cuarto o de la computadora para lo mínimo indispensable como las clases y una que otra reunión con los amigos.

Si bien es cierto, el adolescente que muestra este tipo de comportamiento, socializa menos – pensando de manera tradicional, ya que puede tener miles de amigos virtuales alrededor del mundo –, sien embargo, el que presente estas conductas también puede ser una manera de protegerse frente a toda la estimulación y presiones sociales externas.

Es aquí donde la idea de conocer gente y tener muchas redes y grupos de amigos virtuales que nunca se llegan a conocer y hasta encontrar alguien virtual de quien enamorarse parece una salida bastante fácil y cómoda, ya que el tener relaciones humanas puede llegar a sentirse de manera amenazante, sin embargo el adolescente corre el riesgo de sentirse más solo.

Ahora bien, hasta hace unos años los hijos podían contar con sus padres como figuras de referencia, de apoyo. No era raro que ante cualquier lío entre chicos en el colegio, uno le dijera a otro “Le voy a decir a mí papá que me estás molestando para que venga” o “fulanito me pegó y yo le dije: “Ahora te voy a traer a mi papá””. Aquí claramente, el padre era visto y sentido como esta figura protectora que defendía sin pensarlo dos veces.

Actualmente, esto ha cambiado de manera radical y si algún chico se atreve a decir alguno de los ejemplos del párrafo anterior, probablemente le responderían “Ay, vas a traer a tu papá? Tremendo manganzón!”, aunque el chico tenga 5 años. Este tipo de “recurso” ya no es aceptable. Ahora más bien los chicos se manejan con la idea de tener que defenderse solos.

Ante esto, nuevamente caemos en el tema del sentimiento de soledad, de tener que afrontar todo - bueno, malo o regular - como se pueda y de manera individual. Aparentemente, todo queda centrado en uno mismo y aunque esto es parte de nuestra época, al adolescente no le queda más que arreglárselas, pero muchas de las veces llega a una adaptación forzada, automatizándose o incitándolo a que busque encerrarse más como forma de protección.

Es por esto que, es sumamente importante que los padres, cuidadores y profesores de adolescentes tengan presente que si bien es cierto el adolescente necesita de límites claros y espacio personal para el fomento de la construcción de su identidad, es sumamente importante acogerlo en aquellos momentos de regresión y ayudarlo, lo pida o no, sin fomentar en él sentimientos de vergüenza cuando necesite del apoyo, consejo o guía de lo demás.

Una imagen vale más que mil palabras Inquietudes de los adolescentes en relación al cuerpo

“Mira mis cuadraditos ¿Se me notan?” (Luciano, 17 años)
“Que regia que estás ¿Cómo haces para estar tan flaca?” (Alejandra, 15 años)

Definitivamente, de un tiempo a esta parte, el cuerpo se ha vuelto un tema muy importante para todos. Específicamente en los adolescentes, vemos como se imponen ciertas conductas “esperadas”: el gym, la dieta, las comidas bajas en calorías, la nutricionista, las cirugías, el spa, la ropa, las tallas, la anorexia, la bulimia, etc.

Otro factor es la sobrevaloración del tiempo, el “ahora” se ha convertido en “ahorita”. Cada vez es más difícil ser tolerantes y no buscar el placer o la satisfacción inmediata. Por ejemplo, en el caso de chicos obesos o con sobrepeso, por lo general no se piensa en un proceso y tiempo sostenido para que empiece a perder peso, sino más bien se piensa en dónde y con quién llevarlo para que adelgace en dos meses, o el mismo adolescente busca en Internet una dieta que promete bajarle de seis a diez kilos en una semana.

Podríamos decir que esta “preocupación” muchas veces está fuera de control y se convierte en “ansiedad y angustia” relacionada al cuerpo, la cual va en busca del “cuerpo perfecto”, de la “imagen perfecta”.

La mayoría de adolescentes pueden llegar a sufrir y caer en depresión o trastornos de ansiedad si es que sienten que no encajan en este molde de “perfección” esperado. Ante esto, pueden sentirse sumamente presionados por actuar y tener una imagen determinada de la manera más rápida y efectiva posible, sin pensar en su salud o en las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, hay adolescentes mujeres que están tan obsesionadas en no ganar peso que comen una vez al día y solo lo mínimo indispensable, sin saber que pueden desarrollar un cuadro de anemia, sentirse de mal humor y muy cansadas todo el tiempo.

El adolescente que tienda a rechazar o simplemente mostrar poco interés por estos parámetros puede ser catalogado por los demás como el “raro”, “nerd”, “loser”, “maricón”, etc. Los adolescentes con mayor fuerza interna o seguridad personal pueden sortear estas agresiones de mejor manera, los más sensibles o inseguros probablemente desarrollen sentimientos intensos de rabia, frustración, tristeza e inadecuación.

Es importante que tanto padres como profesores estén pendientes de aquellos cambios de humor o conducta en los adolescentes, buscar un espacio y conversar con ellos.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Todo o nada: la comida y los adolescentes

“Ayer no pude más con la dieta y me comí todo
lo que encontré en la refri” (Camila, 16 años)

“Puedo pasarme todo el día comiendo papitas y cualquier cosa sin
culpa porque sé que iré al gym más tarde” (Paola, 15 años)

Aparentemente, la actual generación de adolescentes se muestra más propensa a presentar conductas adictivas y con esto no sólo nos referimos al tema de drogas legales e ilegales, también abarca los rituales de compras, rutinas de ejercicios, hábitos de alimentación, tiempo invertido frente de la computadora, etc.

Si nos centramos específicamente en el tema de la comida, vemos dos polos sumamente marcados, por un lado tenemos el tema de comer de todo – de todas maneras se va a matar en el gym – y en el otro extremo tenemos los trastornos de alimentación, que podríamos decir que empiezan con la idea de “no comer de más”, que muchas veces termina convirtiéndose en “no comer nada” y en el ínterin “como, pero vomito”.

Al parecer, el comer se ha vuelto una experiencia de suma importancia, no solo porque hemos demostrado que somos un país con una gran cultura culinaria, o porque al peruano le guste comer bien, sino porque ahora todos, de alguna u otra manera, estamos enganchado a dietas y regimenes. Lo beneficioso de esto es que se maneja mayor y mejor información sobre lo nutricional, cosa que antes no ocurría y se comía lo que habían preparado en casa sin chistar. Sin embargo, lo desventajoso es que ahora se le da miles de vueltas a qué se come y qué no se come, lo cual puede llegar a ser muy dañino psicológicamente hablando.

Si bien es cierto, estas conductas se pueden presentar tanto en varones como en mujeres, existen diferencias. En las mujeres, por ejemplo, el tema de la preocupación por la alimentación y las calorías es más marcado y pueden hacer más uso de los famosos batidos, las pastillas o los parches para bajar de peso. Por su parte, los varones tienden más a ir al gimnasio, entrenar algún deporte o hacer alguna actividad física de manera intensa, sin restringir mucho lo que comen.

Cómo apoyar a su hijo adolescente en su relación con la comida:
  • Escuchar lo que piensa, informarse sobre las ideas que él tiene y derribar los mitos.
  • Ahondar las causas de sus preocupaciones, por ejemplo es diferente el adolescente que deja de comer papitas fritas por temor al acné al que deja de comer drásticamente todo alimento cocinado con aceite por temor a ganar peso.
  • Estar muy atento a los métodos que utilizan para bajar de peso, especialmente si se trata de batidos, pastillas o dietas que ellos mismos han conseguido o han sido recomendados por amigos.
  • Si no llegan a un acuerdo de lo que se tiene que comer, pueden ir donde un nutricionista e informarse.
  • Con respecto al deporte, siempre es bueno tener alguna actividad física, pero pueden negociar las horas que se le dedica. Así como, salir a correr o montar bicicleta junto con su hijo.
  • Si usted presiente que su hijo adolescente ha dejado de ser “fastidiosito” para comer, para convertirse en inapetente o hambriento sin razón aparente, es recomendable que conversen con un especialista para que evalúe la situación.

Terminé el colegio…. Y ahora?

¿Se puede realmente afirmar que los adolescentes se están adaptando a los grandes e inmediatos cambios que nos trae la actualidad?
En apariencia pueden mostrarse llenos de ganas de hacer cosas y muy activos, pero existen también muchos adolescentes desadaptados que buscan aislarse porque no soportan el caos, la velocidad de los cambios y no pueden sobrellevar las situaciones diarias.

En definitiva, los adolescentes ahora sienten que tienen que correr para adaptarse a los cambios y aparentemente se adaptan, pero la velocidad de los cambios implica para ellos también una serie de expectativas que permanentemente sienten que no llegan a cumplir. Cuando se dan cuenta que no pueden con todo, se presentan en ellos una serie de angustias profundas.

Ahora, una de las tareas del adolescente es la des-idealización de los padres. Sin embargo, al haber una des-idealización masiva actual - el padre no tiene la capacidad tecnológica que tiene el hijo, el padre no está al ritmo del hijo – puede presentarse la sensación de carecer de modelos adultos que sean referentes de seguridad y fuerza que permitan al adolescente sentirse con cierta base para poder luchar y diferenciarse, con el fin de construir su identidad. Ante esto, surgen nuevos referentes: las maquinas y sus modelos de inmediatez, renovación constante, innovación. Así como puede ser el modelo de “la estrella de Hollywood” o el yuppie con mucho dinero sin mayor esfuerzo.

Podemos ver que la línea de conexión de estos nuevos referentes es la urgencia, en donde tomarse un tiempo para pensar, analizar queda por debajo de la necesidad de “ir en contra del tiempo”.

Por otro lado, el adolescente de hoy siente mayor libertad en todos los ámbitos, a comparación del adolescente de hace 10 años, probablemente porque a los padres les incomoda o no saben cómo ubicarse en su rol de padres. La gran desventaja de esta sensación de libertad que pueden sentir los hijos adolescentes es que generaría una gran sensación de vacío, de confusión, de no tener nada fijo y suficientemente fuerte y seguro de dónde asirse.

Una de las pocas preocupaciones que pueden compartir padres e hijos adolescentes es la percepción del futuro. Es decir, los padres, por lo general, se angustian al sentir que sus hijos viven demasiado en el presente sin considerar el mañana, sin prever. El hijo adolescente piensa continuamente en ser exitoso y adinerado en un futuro, pero le cuesta exponer el proceso para llegar a dichas metas.

Hasta hace unos 10 ó 15 años, los padres pensaban y esperaban que sus hijos siguieran ciertas profesiones – Medicina, Derecho, Ingeniería. Actualmente, cada uno hace y deshace según sus propios criterios y sin dar mayores explicaciones. Esto sería sumamente beneficioso siempre y cuando los adolescentes no se sintieran perdidos, confundidos ante tantas y tan variadas cantidades de estimulación y salieran más maduros de los colegios.

Si bien es cierto, hay una cantidad increíble de oficios, profesiones, posibilidades, en el país, en el extranjero. Entonces, ya no es que tengas tres opciones, sino que tienes talento para una serie de opciones y si te esfuerzas un poco más puedes tener muchas opciones más. Ante esto, existen adolescentes que tienen la fuerza para decidirse, pero muchos otros se sienten mucho más perdidos, de repente porque son chicos más sensibles, de mayor fragilidad a quienes les cuesta mucho ubicarse.

Con estos adolescentes, y con el fin de que no se queden en el limbo por más tiempo del debido, la familia le puede dar la opción que empiece por lo más general y escoja entre letras y ciencias, luego puede ingresar a estudios generales e ir fogueándose y probando cursos de diferentes profesiones. Si esto no fuera posible, se le puede dar la oportunidad de ir al trabajo del padre, de un amigo o de algún familiar para que observe y se informe sobre ese trabajo. Si aun con esto, el adolescente no consigue llegar a tomar una decisión, siempre queda la opción de tener la ayuda de un profesional que pueda ayudarlo a ordenar sus ideas, preferencias y afectos.

lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Por qué mi hijo/a no puede estar tranquilo?

Peleas frecuentes en niños/as pequeños/as
Los niños y niñas pequeños y de edad preescolar a menudo se pelean por los juguetes, crayolas, plastelinas, colores, témperas, etc. que les llame la atención y desean, aun cuando una vez obtenido el “botín”, lo dejen de lado.
Puede que a los niños y niñas pequeños se les esté dando la información equivocada cuando se les premia involuntariamente por su comportamiento agresivo. Por ejemplo, un niño empuja a otro, tirándolo al piso y quitándole su juguete. Si el otro niño llora y se aleja, el niño que inició la pelea se siente victorioso porque consiguió el juguete.

Sin embargo, cuando las peleas se tornan frecuentes o el único medio que encuentra el niño a la niña pequeña de conseguir lo que desea, se convierte en una señal de alarma, ya que dichas conductas podrían ser causadas por otros problemas o dificultades. Puede darse el caso de que el niño/a esté triste o fastidiado, tenga problemas controlando su ira, haber sido testigo de violencia o haber sido la víctima de abuso en la cuna, el nido o en el hogar.

Ahora bien, algunos estudios han demostrado que cuando los niños y niñas pequeños son expuestos a actos violentos y agresivos de manera sostenida y continuada a través de programas de televisión, Internet, videos o películas pueden actuar de manera más agresiva o tratar de incluir en sus juegos cotidianos las acrobacias y golpes de sus personajes favoritos – “Power Rangers”, “Naruto”, “Dragon Ball”, entre otros.

Es aquí donde hay que recordar que si bien la tele y el Internet les da un respiro a los padres y cuidadores de los niños/as pequeños, no debe fungir de nana, haciéndose sumamente necesario e importante que los niños y niñas pequeños tengan una explicación o “traducción” por parte de un adulto de las escenas que puedan ver.

Si un niño pequeño tiene problemas persistentes con la acción de pelear o exhibe un comportamiento agresivo, los padres deben de buscar ayuda profesional que se especialice en la evaluación y tratamiento de los problemas emocionales en niños y niñas pequeños. De lo contrario, es muy probable que niños/as que son físicamente agresivos a temprana edad tiendan a continuar con dicho comportamiento a medida que crezcan.

Mi hijo es peleón… y ahora qué?
  • La intervención temprana es mucho más efectiva. No espere a que el niño/a empiece a mostrar un comportamiento más agresivo. Intervenga tan pronto observe que el niño/a se siente frustrado o que se esté alterando.
  • Cuando los niños y niñas pequeños pelean a menudo, supervíselos más de cerca.
    Si el niño golpea a otro niño, de inmediato separe los dos niños, por más “leve” que le haya parecido el golpe. Luego trate de consolar y atender al niño que ha sido golpeado.
  • Al niño de 1 a 2 años dígale: "NO SE PEGA. DUELE CUANDO PEGAS".
  • Al niño de 2 a 3 años dígale: "YO SÉ QUE TIENES CORAJE, PERO NO PEGUES. CUANDO PEGAS, DUELE" Esto comienza a enseñarle la empatía hacia otros niños.
  • NO le pegue al niño si le está pegando a otros.
  • Los padres no deben de ignorar o menospreciar las peleas entre hermanos.
  • Enséñeles que la agresión no es la forma correcta para conseguir lo que uno quiere.

Quitándonos la timidez!

Si bien es cierto, todos nacemos con un temperamento, es decir, una parte de nuestro complicado coctel de ADN, de alguna manera, nos programa a ser más o menos rabiosos, dolentes, alegres, agresivos, demandantes, etc.

En el caso específico de la extroversión – introversión, nos referimos a este dúo como “polaridades”, es decir, ambas son parte del mismo continuo. Con esto, se quiere aclarar la idea de que todos somos introvertidos y extrovertidos solo que en cada caso los porcentajes son diferentes, por lo que tenderemos más a una u otra polaridad.

Ante esto, si uno quiere incrementar su porcentaje de extroversión puede aprender diferentes estrategias para comportarse de forma más abierta, aun cuando es probable que siempre exista mayor tendencia a preferir actividades solitarias o con pocos amigos, sin que esto signifique que se tratarse de una persona tímida o retraída.

Así mismo, un niño extrovertido, puede mostrarse cohibido cuando no se siente seguro, está en un ambiente desconocido con personas nuevas, hasta que poco a poco se va adaptando y conociendo todo lo nuevo, con lo que se va sintiendo más seguro.

¿Qué lleva a un niño normal a retraerse?
Muchos niños pequeños se muestran tímidos en algún momento de su desarrollo. El pequeño siente vergüenza por cualquier cosa, es retraído, le cuesta entablar amistades y no expresa sus emociones. La timidez es más frecuente en dos etapas del desarrollo del niño:
  • Hacia los 8 meses, muchos bebés se muestran temerosos hacia los desconocidos. Es la famosa "crisis de los 8 meses".
  • Hacia los 4-5 años aparece la timidez relacionada con la auto-observación: el niño toma conciencia de sí mismo como un ser social expuesto a las críticas de los demás.

En estos casos, es importante no sobreproteger al niño, ya que unos padres dominantes y sobreprotectores, por lo general, forman adultos con personalidades temerosas e inseguras.

Conforme van creciendo, los niños pueden portarse de manera retraída debido al miedo al fracaso. Cuando un niño se siente poco habilidoso en determinada materia –relaciones sociales, estudios, deporte, etc– suele anticipar el fracaso, lo que le lleva a evitar la actividad relacionada, ya que a nadie le gusta fracasar en lo que intenta. Cuando los sentimientos de inferioridad son generalizados, puede mostrarse retraído en todos o muchos aspectos de su vida.

En líneas generales, un comportamiento muy retraído podría ocultar falta de seguridad y confianza en uno mismo. Por eso, es conveniente buscar las posibles causas y estimular al niño para que consiga fortalecer su autoestima.

Estrategias para reforzar la confianza
Darles responsabilidades que vayan de acorde con su edad y capacidades: Pedirle poco favorece la creencia de que no se le tiene suficiente confianza para llevar a cabo una tarea. Por otro lado, exigirle demasiado supone que, con frecuencia, se encuentre con el fracaso. Tratar de motivarlo a hacer una tarea, sin forzarlo.

  • Alabar sus logros: Nunca hay que dar por sentado que los niños saben lo orgullosos que estamos de ellos.
    Quitar importancia a los fracasos: Así estará motivado a seguir y no rendirse.
  • Enseñarle el autoreforzamiento. Los pensamientos positivos sobre lo que uno mismo puede lograr son muy importantes para la autoestima. Una manera de enseñarle a tener este tipo de pensamientos es diciendo en voz alta comentarios como “que bien he trabajado hoy”, “que rica me ha salido la comida” o “estoy feliz porque cada vez manejo mejor la computadora”.
  • Evitar las odiosas comparaciones y reforzar la idea de que todos somos únicos y tenemos nuestros propios de tiempos de aprendizaje.
  • Estimular su autonomía: alrededor de los 4 – 5 años, ya pueden ser alentados a que escojan su propia ropa, se peinen solos y arreglen su cuarto.
  • Multiplicar el contacto con otros niños, invitando a sus amigos a casa.
    Si muestra signos de excesiva timidez, la interacción con otros niños en terapias de grupo puede ser beneficiosa.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Algunas preguntas frecuentes de mamás con bebés I

¿Por qué el bebé de mi hermana, que es de la misma edad que el mío, hace más cosas?

El ritmo de desarrollo de cada bebé – y de cada persona- es tan único y personal como ella misma. Por ejemplo se sabe que la aparición de los dientes puede iniciarse entre los cinco y los nueve meses, pero esto es un promedio. Algunos bebés inician este proceso antes, incluso hay bebés que nacen con uno o dos dientes, que en realidad no son sino calcificaciones en las encías que deben extraerse, porque no están suficientemente fijas y hay peligro de que el bebé las trague.

El proceso de dentición es muy largo; termina con la aparición de las muelas del juicio. Sabemos que estas muelas están en proceso de mutación o extinción y para algunas personas es necesario extraerlas, para otras no son molestas y hay quienes nacen sin ellas.

Nada de esto se puede cambiar… dentro del rango de lo normal, aceptamos con facilidad estas diferencias, aunque quizá fuese más conveniente que al bebé le salieran los dientes antes de las vacaciones para irnos tranquilos de viaje o que le salieran pronto para que ya pudiera masticar y no tuviésemos que hacer papillas o comidas especiales.

Esto mismo pasa con la mayoría de los procesos de crecimiento y aprendizaje, y es muy importante aceptar estas diferencias sin sobreestimular porque irritamos el sistema nervioso. También es muy importante no frenar, porque diminuimos la autoestima y el potencial personal. Lo conveniente es observar de cerca el progreso personal, estimular y motivas sin abusos. Se trata de reconocer y aceptar la distancia entre lo que queremos y lo que podemos.

Es igual de importante enseñar al bebé a descansar, a cultivar la calma y la paciencia, a estar tranquilo y no siempre en actividad física desgastante.

¿Cuál es la diferencia entre lo que mi bebé necesita y lo que quiere?
Cuando se habla de observar con atención para responder a las necesidades del bebé nos referimos exactamente a eso: el bebé puede necesitar proteínas, es decir, carne, pero él quiere un caramelo que en realidad no necesita, sino glucosa, pero no azúcar refinada con colorantes.

Durante la crianza habrá momentos en que debamos dar al bebé lo que necesita aunque no le guste (por ejemplo, una medicina o una vacuna) y también habrá momentos en que demos al bebé lo que quiere, sólo por el placer de compartir.

¿Qué son los límites contenedores? ¿Cómo se aplican?
Un límite contenedor es la aplicación correcta que hacemos los adultos de la ley, es decir, las reglas del juego. Hacemos esto porque por nuestra experiencia podemos predecir y controlar algunas cosas, entre ellas el peligro, porque los límites marcan el camino por seguir, porque favorecen la socialización y la convivencia, porque dan seguridad y porque enseñan.
Pero, hay muchas variable en la ley y lo límites: una ley es algo definitivo, no negociable, aunque no tenga explicación posible para un bebé que apenas empieza a balbucear o para un niño/a de 2 o 3 años de edad.

Una ley puede ser, como decíamos antes, “toma el antibiótico”, “déjate poner la vacuna”, “no juegues con cuchillos”, en fin, todo lo que tiene que ver con la seguridad física y psicológica del bebé.

Este tipo de ley para bebés y niños pequeños no se da con justificaciones nacidas de la culpa del adulto o con miedo al berrinche o a la pérdida de afecto o con larguísimos discursos incomprensibles que rebasan su capacidad de concentración. Esta ley se da de forma sencilla y contundente, con la seguridad suficiente para que sea aceptada o cumplida, aunque haya llanto de por medio.

El llanto es un lenguaje y debemos entenderlo así. Si me inyectan o me quitan un objeto brillante y atractivo, como puede ser el cuchillo, hay frustración o dolor y el llanto es una forma de expresarlo.

La ley, aunque a veces no guste a los niños, en el fonda da la seguridad de que el adulto sabe más y los cuida o los contiene.

De hecho, es más fácil aplicar la ley que poner límites porque una ley no se mueve y un límite sí. Un límite va cambiando de acuerdo con la situación, es flexible, negociable. Por ejemplo, es conveniente que el bebé se bañe todos los días a las 7pm, pero si hay visitas y está jugando con otros bebés, el baño puede esperar. Es conveniente que el bebé tome una siesta a media mañana, pero si estamos en medio de un paseo interesante, la siesta puede esperar. Es conveniente que el bebé tenga una dieta balanceada, pero si está en una fiesta, ese día la alimentación puede variar.

En realidad, los límites se apoyan n el sistema de actitudes del adulto y éste, a su vez, en la escala de calores y sentido de la ética del adulto.

No podemos exigir al bebé lo que no nos exigimos a nosotros mismos y tampoco podemos darle lo que no nos damos a nosotros mismo. Por ejemplo, si yo me respeto y reconozco en mí una seguridad personal y una autoestima adecuada, lo más probable es que de forma natural respete a mi bebé y reconozca en él aquellas conductas que favorecen su seguridad personas y su autoestima. Si soy un adulto curioso y explorador, lo más probable es que de forma natural estimule a mi bebé a explorar y curiosear.

Reconoceremos estas conductas en él porque las reconocemos primero en nosotros mismos y las disfrutamos.

El trabajo en el establecimiento de leyes y límites se hace en pareja. Los padres tienen que estar de acuerdo con las cosas que van a prohibir, las que van a permitir y las que van a promover. Esto es de suma importancia para la seguridad psicológica del bebé, la consistencia y la congruencia son la clave del éxito en la relación de la comunicación efectiva.

Algo más acerca de cómo se construye la seguridad personal: en el momento de la concepción, el microscópico óvulo fecundado se encuentra flotando en el universo que es el útero materno, el primer registro de seguridad que tenemos, aunque no lo recordemos de forma consciente, es cuando el óvulo fecundado flota por ese universo, pero no se pierde; se siente contenido porque choca contra las paredes del útero que lo contiene, es decir, el útero es el continente de seguridad de ese microscópico óvulo.

Así, poco a poco se va desarrollando el proceso de gestación, la placenta se adhiere al útero y el feto flota seguro dentro de este continente, del cual reconoce el espacio porque lo toca y es tocado por él.

Eventualmente, el espacio seguro de este primer continente se vuelve muy estrecho e incómodo y para que la vida y el desarrollo continúes no hay más remedio que salir de ahí en busca de un nuevo continente más amplio.

Este segundo continente ya no es tan concreto como el anterior, es simbólico. Es decir, se reconoce de distintas maneras, no solamente las fronteras concretas de las frazaditas y pañales que cubren al bebé, sino también a partir de los cuidados del adulto.

Cada vez que el bebé es tocado o acariciado, reconoce su cuerpo, sabe dónde empieza y dónde termina, distingue entre el frío y el calor, identifica así las fronteras kinestésicas de su cuerpo, pero a través de la voz del adulto identifica también las fronteras auditivas y los cambios de luz lo hacen identificar las fronteras visuales de este nuevo continente que pareciera ser u nuevo universo.

Poco a poco se va dando el proceso de diferenciación y, para que el desarrollo la vida siga, llegará el momento en que este continente sea demasiado estrecho y haga falta romper las fronteras para ir en busca de nuevas conquistas y de un nuevo continente de seguridad.

Algunas preguntas frecuentes de mamás con bebés II

¿Es cierto que los bebés manipulan?

Las conductas de manipulación con un mecanismo de adaptación al medio, son a veces el recurso que el bebé encuentra para sentirse seguro. Están íntimamente ligadas a la aplicación de leyes y límites contenedores.

Generalmente, las conductas de manipulación tienen que ver con la necesidad del bebé de tener al adulto cerca, es decir, son una llamada o demanda de atención que en la mayoría de los casos tienen que ver con la incongruencia o la inconsistencia de los adultos para imponer con claridad las leyes y límites. Por ejemplo, en el caso de la falta de congruencia, papá exige unas cosas y mamá otras, lo que provoca en el bebé es inseguridad, él va a tener que probar hasta dónde llega el límite de papá y el de mamá para sentirlo más claro. Cabe resaltar que con incongruencia básicamente nos referimos a “a veces sí o a veces no” de una conducta, ley o castigo.

El problema con las conductas de manipulación es que son destructivas para la relación de comunicación; se convierten en berrinches interminables, en luchas de poder entre el adulto y el bebé. Esto afecta a la seguridad de ambos, limita la posibilidad de un desarrollo hacia la independencia y la autosuficiencia.

En este caso, es el adulto quien debe recuperar su propia seguridad y debe aplicar la ley o el límite sin temor. Por otro lado, el bebé debe encontrar formas de pedir la atención del adulto que no sean autodestructivas y conforme vayan apareciendo en los tanteos experimentales del bebé, el adulto atento debe responder a ellas y reforzarlas. Por ejemplo, no esperar a acercarse a él cuando está jugando tranquilo y de forma autónoma y aprobar y compartir esta conducta.
¿Chupón o dedo?

Somos mamíferos, tenemos la necesidad de mamar y chupar durante los primeros años de vida y muchas veces desarrollamos conductas orales compensatorias para toda la vida, como fumar, mascar chicle, chupar paletas o dulces, etc. Entonces, esta necesidad debe ser satisfecha sin lugar a dudas.
Hay teorías interesantes y bien fundamentadas, aunque a veces entre ellas se contradicen, lo cual puede confundir a los padres. Algunas pueden afirmar que dejar al bebé chuparse el dedo no importa tanto porque de forma natural, el bebé encontrará algunas formas interesantes de usar sus manos y la necesidad de mamar habrá disminuido. Claro que esto sucederá de forma natural, si los adultos permitimos que así sea y no caemos en conductas incongruentes. Por ejemplo, “no importa que te chupes el dedo en casa, pero no lo hagas en casa de la abuela o de los primos”. Permitir al bebé chuparse el dedeo de este modo, en el fondo es muestra de inseguridad.
Por otro lado, algunos pediatras y dentistas aconsejan dar chupón porque son ortodónicos y no dañan el proceso de la aparición de los dientes. El problema del chupón no es darlo, sino quitarlo.
¿Quién o qué determina cuándo el bebé está listo para dejar su chupón?
Muchas veces este momento destruye la seguridad construida durante el tiempo que el chupón fue permitido y se disfrutó. Por ejemplo, el chupón funciona como calmante o pacificador, pero un buen día decidimos que ya es tiempo de no usarlo porque se puede convertir en una “fijación” o porque para entrar al nido no nos dejan llevar chupón o porque a los adultos nos da vergüenza que lo vean con chupón. Entonces, el chupón desaparece drásticamente, o suavizamos esta desaparición haciendo al bebé cómplice de ella: “tira tu chupón, wacala!, ya eres grande”. Esto no va hacer más que generar angustia en el bebé. Entonces ¿Para qué se lo dimos en un principio?

Si realmente damos el chupón convencidos de que queremos calma interior para el bebé y no silencio para nosotros, lo que sigue es tener paciencia hasta que el último chupón se agote y el proceso de desapego suceda de forma natural.

Cada bebé es distinto, de hecho, algunos no necesitan dedo ni chupón porque se quedan satisfechos con el pecho o con el biberón, por el contacto que se establece entre bebé-mamá/ papá a la hora de comer.

¿Cómo enseño a mi bebé a dejar el pañal y usar el baño?
Aprender a ir al baño es como cualquier otro aprendizaje significativo, es decir, debe nacer de la necesidad de quien aprende y no de quien enseña. En una relación creativa y de comunicación, corresponde al adulto observar y conocer al bebé para descifrar sus distintas necesidades durante el proceso de desarrollo y crecimiento.

Dejar el pañal es muy fácil si “saltamos” estas etapas de observación y esperamos a descubrir el momento de la necesidad y la madurez del bebé para ir al baño.
Es obvio – y a la vez compresible – que tengamos cierta prisa en inculcar este aprendizaje, pues nos es más fácil y cómodo que el bebé ya no use pañal. Además, existe mucha presión social en juego: hay nidos, guarderías, clases particulares, talleres, cursos de verano, etc. que serían de mucho beneficio para el bebé, pero no puede asistir si no ha dejado el pañal.

Por lo general, un bebé con un desarrollo adecuado esta listo, es decir, con los esfínteres maduros y madurez de la vejiga, entre los 18 y 22 meses de edad. A partir de los 18 meses podemos observar más detenidamente cómo esta orinando el bebé. Por ejemplo, muchas veces durante el día en pequeñas cantidades o permanece seco varias horas y hace pocas veces cantidades considerables de orina. Lo mismo ocurrirá con la defecación y en qué horario aproximado.

Es muy importante darnos cuenta si nuestro bebé sabe cuánto está orinando o defecando, por lo general, es más fácil observar cuando un bebé defeca y también para él es más fácil darse cuenta. Si el bebé ya está notando cuando ejerce estas funciones, es tiempo de que esta observación se vuelva compartida.
Al observar al bebe, le hago saber que doy cuenta de este nuevo descubrimiento, con el mismo entusiasmo e interés con el que responde habitualmente a sus nuevos aprendizajes y descubrimientos, ni más ni menos.

Se puede profundizar la comunicación si dejamos que el bebé se dé cuenta y observe cómo los papás y los hermanos también orinan y defecan. El bebé aprende muchas cosas por imitación, también dejar el pañal lo puede aprender por este medio con un poco de motivación, en el momento y el lugar adecuados y con el ejemplo de las personas con quien comparte su vida.

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a ser bilingües, si nosotros no lo somos?

Los padres pueden ayudar a sus hijos en el aprendizaje de cosas que ellos no saben. Por ejemplo, si los padres hablan solo español, pero están deseosos de que sus hijos hablen inglés, pueden apoyar ese aprendizaje celebrando sus esfuerzos y animándoles.

El mayor riesgo para los niños que viven en los Estados Unidos en cuyos hogares se habla español no es que no lo desarrollen suficientemente.

El hábito de la lectura es de gran importancia para desarrollar un bilingüismo verdadero. Los padres pueden ayudar a desarrollar este hábito animando a los niños a leer mucho. Los padres deben llevar a sus hijos a la biblioteca, proporcionarles libros cada vez que sea posible, asegurarse de que tienen un lugar para guardar sus libros y enseñarles a cuidarlos bien y animarlos a que traigan a casa libros de la biblioteca de la escuela.

Deben también crear espacios y tiempo para que los niños lean con tranquilidad y sobre todo pedirles que les cuenten lo que han leído. Cuando los niños empiezan a leer en inglés, así se asegura que habrá un bilingüismo verdadero, balanceado, que los niños sabrán hablar de todos los conceptos en los dos idiomas.
* Adaptado del libro “Guía para madres y padres de niños bilingües”, escrito por Alma Flor Ada y Colin Baker en el año 2001

¿Cuáles son los factores más importantes para que un niño/a llegue a ser bilingüe?

Los niños nacen con la habilidad de llegar a ser bilingües o multilingües. Demasiados niños sufren la restricción de convertirse en monolingües.

El lenguaje es la base de la comunicación de la identidad. Necesitamos del lenguaje para comunicar información, crear relaciones, jugar juegos y contar cuentos, para hacer nuevos amigos y para colaborar en proyectos de grupo.

Algunos padres bilingües pueden preocuparse por la corrección de la gramática, la precisión del vocabulario, el no mezclar los dos idiomas y el poder traducir con exactitud. En cambio, lo más importante para que un niño llegue a ser bilingüe es hacer que su desarrollo del lenguaje sea una experiencia agradable y positiva. Los niños necesitan valorar sus dos idiomas, sus dos culturas y en forma sencilla, cobrar conciencia del valor de ser bilingüe y bicultural.

Los padres que convierten la adquisición de los dos idiomas en una cruzada, una fuente de conflictos, una serie de pequeñas crisis, o una competencia probablemente no consigan sus objetivos. Es posible que el niño aprenda dos idiomas, pero si el bilingüismo le resulta teñido de ansiedad, presión y correcciones constantes, no se ha logrado ningún triunfo verdadero.

Es importante que al niño se le estimule constantemente en su adquisición de los dos idiomas. Hay muchos modos sencillos de dar estímulo: una palabra de aliento, una felicitación, una caricia, contribuirán a desarrollar la autoestima lingüística del/a niño/a.

Un factor de suma importancia al criar a un niño/a bilingüe es el idioma que lo rodea. El jardinero no puede forzar a la semilla del lenguaje a germinar. Todo lo que el jardinero hace es crear las condiciones – buena tierra, sol, agua – para que germine. El desarrollo del lenguaje en los niños es como una planta tierna que necesita de mucho cuidado. Las investigaciones han demostrado que corregir al niño constantemente, hacerle ver sus faltas, no da buenas resultados. Lo que da buenos resultados es convertir el uso del lenguaje en algo agradable.

Esto no quiere decir que todo lo que se necesita es estímulo y alabanza. El jardinero del lenguaje también tiene que planear, que preparar el terreno, que fertiliza, y algunas veces arrancar las malas hierbas. El desarrollo del lenguaje puede ser lento. Habrá días difíciles en que la plantita tierna parecerá quedar estrangulada por la fuerza del idioma más fuerte o la presión de los amigos. Aunque no puedan forzar a la plantita a crecer, pueden ayudar a crear las condiciones para que crezca fuerte y saludable.

* Adaptado del libro “Guía para madres y padres de niños bilingües”, escrito por Alma Flor Ada y Colin Baker en el año 2001