viernes, 5 de junio de 2009

ALGUNOS DATOS SOBRE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Al inicio de los 90. Los psicólogos Peter Salovey de la Universidad de Harvard y Jhon Mayer de la Universidad de New Hampshire, acuñaron por primera vez el concepto de “Inteligencia Emocional”

Al utilizarlo, estos profesionales quisieron referirse a las cualidades emocionales que veían como importantes para el éxito: expresión y comprensión de sentimientos, control de nuestro genio, independencia, capacidad de adaptación, persistencia, cordialidad, respeto y capacidad para resolver problemas interpersonales.

El Doctor H. Weinsinger define la inteligencia emocional como el uso inteligente e intencional de las emociones, de este modo hacemos que nuestras emociones trabajen para nosotros y nos ayuden a guiar nuestro comportamiento.

En realidad, el concepto de Inteligencia Emocional, puede ser nuevo pero el ser humano tal como lo demuestra Aristóteles siempre a mantenido inquietud por descubrir y conocer aquellas características que lo hacen más auténticamente humano.

¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

Simplemente, porque las emociones y los afectos también forman parte de la vida cotidiana y es necesario que estas se integren a la experiencia personal. Si te dedicas exclusiva o prioritariamente al desarrollo físico o intelectual entonces, puedes provocarte serias deficiencias y más adelante se transformaran en puntos débiles que te resultaran difíciles de manejar.

La Inteligencia Emocional implica un alto grado de autoconocimiento y autodominio personal, auto motivación, comunicación efectiva. Relaciones interpersonales saludables y adecuadas, empatía y capacidad de tomar decisiones y asumir riesgos.


UN EJEMPLO DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

Juan acudió a consulta psicológica cuando tenía 38 años. Fue un niño destacado y muy despierto en el colegio. Esto le valió distintas diplomas, terminó con honores la secundaria y fue uno de los primeros puestos al ingresar a la Universidad. Nunca desaprobó cursos y culminó sus estudios en el quinto superior. Nadie podía negar que se trataba de un muchacho inteligente. Casi de inmediato hizo un post grado en el extranjero y de regreso comenzó a trabajar en una empresa multinacional. Fue escalando posiciones profesionales, pero al mismo tiempo fueron haciéndose más evidentes una serie de actitudes y conductas que fueron mermando la confianza y credibilidad en su persona: constantemente se irritaba con sus compañeros y los maltrataba, se sentía incómodo trabajando en grupo y boicoteaba las reuniones. Cada vez se mostraba más rígido e inflexible aun se relacionaba poco con la gente y pocas veces se comunicaba. No le era posible comunicarse en el lugar del otro y menos aun expresar sus sentimientos. Esto ya le había costado más de un conflicto en la relación con su esposa. En el trabajo las quejas no se hicieron esperar y muy pronto comenzó a tener problemas con sus jefes y subordinados. Finalmente su esposa le pidió separarse porque no sentía que fuera importante para él. A los 38 años vio frustrada su carrera profesional cuando lo invitaron a renunciar y su vida familiar cuando su esposa se marchó de casa con sus dos hijos.

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