domingo, 15 de marzo de 2009

Bebés, papás y mamás prematuros

Existe inexactitud en conocer cuál es la causa que provoca el nacimiento de un bebé de forma prematura, pero existen algunos factores asociados: enfermedad materna previa, antecedentes de partos prematuros o abortos, embarazo múltiple, infección vaginal, urinaria o del líquido amniótico, anomalía placentaria, hipertensión, diabetes, estrés de la madre o del bebé, alimentación deficiente, entre otras.

Un parto a término se produce entre la semana 37/42, un bebé prematuro llegará antes de ese momento y con menos de 2,000 gr. de peso. Actualmente, un bebé con 23/24 semanas de gestación puede sobrevivir. Otra posibilidad, es que el nacimiento se produzca en la semana 40, pero con un peso similar al del bebé prematuro.
Todo bebé que llega al mundo antes de concluir la gestación, requiere atenciones especiales, debido a que sus órganos no han tenido tiempo suficiente para madurar. Si estos no funcionan correctamente, puede desarrollar una discapacidad o enfermedad crónica.

Los bebés prematuros presentan problemas para controlar su temperatura, respiración y alimentación, razón por la cual se les coloca en una incubadora que conecta a un respirador o ventilador y son alimentados mediante una sonda.

Los padres de los bebés prematuros también necesitan de mucha atención como sus pequeños hijos, debido a que se ha sustituido la maravillosa bienvenida de su bebé, por una situación precipitada e inesperada. Estos padres experimentan shock, negación, culpa (¿qué he hecho yo para causar esto?), enfado (hacia el bebé, la esposa, el personal médico, el destino), depresión (que muchas veces crea distancias entre ellos y el bebé), negociaciones (prometo ser siempre el mejor padre, si el bebé sobrevive) y miedo (¿cómo lo cuido? ¿qué hago si muere?).
Este tipo de sentimientos son naturales y pueden ir repitiéndose tiempo después del nacimiento. Los padres se recuperan de este shock de diferentes maneras, la mayoría acepta la situación y empiezan a tratar de encontrar modos de ayudar a su bebé.

Sin embargo, el bebé prematuro también experimenta su propio proceso de shock, dolor, miedo y aislamiento. En realidad, el bebé puede ser ignorado como ser humano emocional y con sentimientos, mientras los adultos se concentran para salvar su vida. Esta clase de tratamiento a menudo se extiende más allá de lo necesario, cosificando al bebé y levantando una barrera emocional y espiritual entre el niño, sus padres y el mundo. El primer contacto de los prematuros con el tacto humano conlleva dolor: agujas, pruebas, tubos, soportes ásperos, luces brillantes, todo ello después de la tranquilizadora protección que ofrece el útero. Es por esto que, una de las primeras cosas que los padres pueden hacer para ayudar a iniciar los vínculos, es dar masaje a su bebé. Es una hermosa expresión de cuidado que contribuye a la salud física y psicológica, para los bebés y los padres. La mayor parte de la angustia se minimizará si los padres pueden restablecer el control de la situación, aunque es posible que al principio tengan miedo de acariciarlo, porque puede parecer muy frágil debido a su pequeño tamaño.

Es muy importante que se establezca, lo más pronto posible, un vínculo físico entre la madre, el padre y el niño, hablando y tocando al bebé; además facilitará su desarrollo. En muchos hospitales está instaurado y se anima a los padres a usar el método canguro: contacto piel a piel continuo y prolongado y alimentación materna exclusiva. Este contacto ayuda a que los bebés se relajen y respiren con más facilidad, al tiempo que les estimula a succionar y alimentarse.

El Programa Madre Canguro (PMC) y el Programa Padre Canguro (PPC) puede disminuir la morbilidad y mejorar el bienestar de los recién nacidos, previniendo la presencia de hipotermia e infecciones, favoreciendo el establecimiento y continuación de la lactancia materna y aumentando considerablemente en ambos padres la capacidad y confianza en sí mismos, para tomar el cuidado de sus bebés. El PMC y el PPC aportan mucho en la recuperación de la responsabilidad familiar, frente al cuidado del niño previamente estabilizado, y la creación de un vínculo que favorece la unión familiar.

El amor estimula afectivamente al niño, a través de las caricias, del tacto, la voz, el arrullo y el latido cardíaco de los padres. El prematuro desarrolla comportamientos que lo estimulan sensorialmente y se cree que son la base de la interacción psicoafectiva, del desarrollo cognitivo y la comunicación posterior. No es absolutamente necesario que sea la madre quien realiza éste procedimiento, podría hacerlo también el padre o la persona encargada del cuidado del bebé. De esta forma el padre puede vincularse y sentirse importante en el cuidado y crecimiento de su hijo.

Bibligrafía:
Fundación Madre Canguro Integral (2007) “Masaje infantil, guía para el padre y la madre” – March of Dimes Birth Defects Foundation.

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