Para los que hayan disfrutado de ese estupendo estudio del ser humano que es la novela de Gabriel García Márquez, recordarán el fragmento citado. Este párrafo sirve de introducción para narrar una discusión que casi les cuesta más de 40 años de matrimonio a dos de sus personajes, el Dr. Juvenal Urbino y Doña Fermina Daza.
Levantándose como siempre, de madrugada y a oscuras, el Dr. Urbino, casi como hablando consigo mismo, hace el siguiente comentario: “Hace como una semana que me estoy bañando sin jabón”. La esposa, que obviamente había notado la falta del jabón y que se había olvidado completamente de reponerlo, enfureció por haberse sentido sorprendida y se defendió (como siempre) atacando: “yo me he bañado todos estos días y siempre ha habido jabón”. Este incidente, continúa García Márquez, les dio oportunidad para evocar “muchos otros pleitos minúsculos […] Unos resentimientos revolvieron los otros, reabrieron cicatrices antiguas, las volvieron nuevas, y ambos se asustaron con la comprobación desoladora de que tantos años de lidia conyugal no habían hecho más que pastorear rencores”. Para no extendernos demasiado, se liberaron rencores y fantasmas que tuvieron a la pareja sin hablarse durante un largo tiempo donde ni siquiera los buenos oficios del Sr. Arzobispo pudieron servir para ponerle fin al desencuentro.
El recuerdo de este fragmento de la novela se repite dentro mío cada vez que una pareja ingresa a la consulta para seguir terapia. Casi todos aceptan que las discusiones que ponen realmente en peligro su estabilidad como pareja se inician por verdaderas tonterías. Y, aunque por fuera son una serie de nimiedades diferentes cada día, por dentro casi siempre encontramos a sus mismos fantasmas rondando en cada una de ellas, repitiéndose y repitiéndose más allá de su comprensión y su consciencia.
Esta es una época contradictoria. Las personas necesitan amar y ser amados. Por un lado se busca el amor en la pareja, pero por el otro vemos cada vez más intolerancia y desconocimiento: con la misma velocidad que la gente se empareja, se des-empareja. ¿No sería mejor tardarnos un poquito más en emparejarnos e intentar durar también un poco más? ¿No resulta contradictorio que en pleno siglo de la revolución de la información lo más buscado sea lo menos conocido?
¿Qué significa encontrar una pareja hoy en día? Cada vez escuchamos más de personas que conocen a su pareja en el otro lado del mundo gracias al Internet. Pareciera que algunos de nosotros sufrimos de una compulsión a emparejarnos, es decir a comprometernos en una aventura de la que conocemos muy poco.
¿Se tratará de la tan difundida “media naranja” o del “alma gemela”? Siempre he sido opuesto a considerar la relación de pareja como la unión de dos medias naranjas o de dos almas gemelas. Preferiría que estuviera más difundido que en realidad se trata de dos frutas completamente enteras y de dos almas totalmente diferentes.
Por otro lado, ¿amar implica dolor? ¿Se puede realmente mejorar la calidad de una relación de pareja? La realidad es que todos somos personas totalmente diferentes que vamos buscando en los demás coincidencias que nos permitan crear, a partir de ellas, una ilusión.
Refiriéndose a la democracia moderna alguien dijo una vez: “La democracia consiste en buscar las coincidencias que nos permitan administrar nuestras diferencias”. Pienso que el juego del amor se podría definir de la misma manera pero con la salvedad de que durante la fase de la búsqueda de las coincidencias todos estamos enfermos de neurosis obsesivo-compulsiva. Inventamos compulsivamente más coincidencias de las que realmente existen para poder calmar nuestras propias angustias y ansiedades, y no permitimos al otro, ni a nosotros mismos, demostrar nuestra común alteridad. Luego, cuando la neurosis baja, las diferencias se decantan y toca administrarlas. Es allí donde empiezan los problemas porque muchos se sienten engañados.
La verdad es que hace mucho tiempo que deseaba poner en papel este material. Se trata de un camino de reflexión y vivencias iniciado cuando mi pareja y yo decidimos iniciar una terapia de pareja para mejorar aspectos de nuestra relación. Siendo yo terapeuta conocía la teoría y había trabajado con algunas parejas, pero nunca había estado del otro lado, enfrentándome con todo aquello que las parejas deben enfrentarse en la terapia.
Transcurrido más de un año en terapia, espontáneamente se dio la coincidencia de un incremento significativo del número de parejas que me buscaban como terapeuta. Es cierto que pude decirles que no, sin embargo, habiendo pasado por problemas similares me sentí en mayor capacidad de entender sus necesidades y enfrentar mejor mis propios temores. El resultado es que muchas de las cosas que aprendí como paciente me permitieron formular propuestas terapéuticas que más tarde pudieron ser corroboradas ayudando a otros que pasaban por lo mismo que mi pareja y yo pasamos alguna vez.
Me considero una persona muy reflexiva y con mucho interés de profundizar en el alma humana. Esto, aunado a mi experiencia personal en el campo, creo que hizo que aumentaran las parejas de todas las edades que me buscaban para algún tipo de ayuda. Con algunos tuve éxito mientras con otras tuve que aprender a dejar de lado mi propio narcisismo y a entender que son ellos los que toman las decisiones y que mi presencia no es para juntarlos ni separarlos sino para que logren verse de una manera más objetiva y tolerante.
Hoy, a través de este libro, intento solamente poner en orden algunos de mis pensamientos esperando que le sean de utilidad a alguien. Como en muchos de sus textos Sigmund Freud solía escribir, también tengo la impresión de que lo que voy a decir ya ha sido visto mucho antes por poetas, novelistas y dramaturgos.
A pesar que yo soy un terapeuta que piensa y analiza desde el psicoanálisis, no se trata de un libro sólo para especialistas o personas interesadas en el psicoanálisis. Es mi mayor deseo que pueda ser de utilidad tanto a especialistas de todos los géneros como a los que no lo son. Los primeros tendrán que perdonar el relajo de las explicaciones teóricas y los segundos tendrán que perdonarme si en algún momento he incidido en demasiadas explicaciones psicodinámicas.
Quiero decir, además, que se trata de un libro sobre las parejas y no de un estudio sobre el amor. Su finalidad es bastante clara: apuesto a que el conocimiento de los mecanismos ocultos dentro de las parejas ayuda positivamente a comprenderse uno mismo, a comprender a la persona que se ama y a entender lo que resulta entre ambos, condición fundamental para la recuperación de la capacidad de ser.
Adicionalmente, no es un libro que sólo puedan leer aquellos que estén casados. Hablo de dinámicas que se pueden dar (y de hecho se dan) entre las parejas de no casados (enamorados, convivientes, etc.) y que pueden ser de utilidad incluso para aquellas personas actualmente sin pareja que deseen revisar sus experiencias pasadas desde otro punto de vista. En este mismo sentido también pienso que lo aquí tratado es válido para parejas de cualquier orientación sexual en tanto exista la fantasía de ser una pareja estable.
Para terminar quisiera que quedara bien en claro que se trata de un libro sobre las parejas que apuestan por el amor. No creo que el destino del amor sea el sufrir. Pienso más bien que la neurosis es lo que nos impide el goce pleno y el derecho a ser felices con el amor. Así como es posible amar, es posible ser plenamente feliz amando y a eso es lo que apuesto con este trabajo.
Apostando a la sencillez y a una mejor comprensión, he dividido el libro en tres partes usando la metáfora de un viaje. La primera parte habla del equipaje que llevamos a la relación, es decir, todo aquello que he considerado que es inherente a cada miembro. En esta parte hablamos de los estilos de comunicación de los hombres y las mujeres ([1]), cuyo desconocimiento considero que es uno de los más frecuentes motivos desencuentros en la pareja.
Otro tema que corresponde a esta parte son los mecanismos de defensa que todo ser humano desarrolla en su proceso de adaptarse a su realidad. Desde el nacimiento, en cada etapa de la vida vamos aprendiendo a manejar mejor unos mecanismos que otros. El resultado final es que podemos encontrar un hombre de cincuenta años que, sin saberlo, se siente más cómodo usando mecanismos defensivos que corresponden a los niños de cinco. Esto también es parte de lo que se lleva a la relación de pareja.
Un tema que considero fascinante es el del desarrollo de lo Público, lo Intimo y lo Privado. Estas tres categorías han sido desarrolladas desde muchos ángulos: desde el derecho, el acceso a la información, la religión y la ética. Yo lo trabajo, de una manera propia, como la creación de espacios mentales que, adecuadamente instalados en la persona, van a permitir una forma sana de relacionarse con el mundo, su entorno y con uno mismo. Los rebalances entre estos espacios en la mente de una persona traen consigo muchos problemas que se reflejan en sus relaciones de pareja. En el capítulo también sostengo que los hombres y las mujeres tienen ligeras diferencias en cómo se estructuran estos espacios en su mente.
Dos capítulos adicionales cierran esta primera parte: en uno de ellos hablo de cómo los seres humanos regulamos las cercanías o no con otros a través de las distancias y los silencios y si existen algunos preferidos más por los hombres que las mujeres y viceversa. También toco un tema muy importante que es el de las heridas y los fantasmas, es decir, dos tipos de huellas que la vida ha ido dejando en nuestra psiquis.
El otro tema, con el que cierro esta parte, es el tema del enamoramiento, que es un tema que nos enlaza con la siguiente sección que habla de las vicisitudes de la pareja.
La segunda parte entonces, siguiendo la metáfora elegida, habla del viaje de la pareja en si mismo. Se inicia enfocando a la pareja como una tercera entidad, con sus propias complejidades. También hablaré sobre la vida en pareja como un acto de libertad donde las puertas están siempre abiertas para poder salir, que es la única manera de saber de qué lado está cada uno.
Dedico dos capítulos a las peleas típicas de las parejas. Con temas que van desde el narcisismo a la “folie a deux” o “locura de a dos” intento presentar qué es lo que suele suceder cuando una pareja discute y cómo suelen manejar sus efectos.
Termino esta parte con un capítulo dedicado a la vida sexual de la pareja.
La última parte del libro corresponde al final del viaje. En un capítulo presento mis impresiones de lo que la pareja vive durante el proceso de de separación y en el otro lo que viven las parejas de separados que se juntan nuevamente (con otros) teniendo la expectativa de no cometer los mismos errores.
Como ven, es un proyecto ambicioso que espero pueda ser transmitido con sencillez para que pueda ser de utilidad. Si bien las reflexiones que escribo han sido hechas observando a parejas en su gran mayoría heterosexuales, pienso que pueden aplicarse también a parejas homosexuales. Pido disculpas si mi percepción resulta equivocada.
No estoy tocando algunos temas adicionales, como los problemas con los hijos, las parejas donde uno de los dos sufre de alguna adicción en particular (drogas, alcoholismo, ludopatías, etc.) ni tampoco el tema específico de las infidelidades. Como toda reflexión es un acto dinámico, quizá en un futuro cercano complete este esfuerzo con éstos u otros temas que seguramente son muy importantes también.
[1] Aunque la mayoría de los puntos tratados en el libro son reflexiones propias, existen temas en los que he recurrido a especialistas, como éste, que ha sido basado en los trabajos sobre sociolingüística de la doctora Deborah Tannen.
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