domingo, 15 de marzo de 2009

Familia, estudios y amigos

Una joven comparte su experiencia de haber nacido con labio leporino y haber pasado por una serie de profesionales e intervenciones. Hoy, a sus 19 años, comprende que la confianza, fortaleza y vitalidad necesarias están en ella misma.

Un día, mi mamá me dijo para ir a ver a una psicóloga. Yo no quería, estaba sin ganas, con la autoestima muy baja y tenía problemas en mi interior, pero mi mamá insistió que fuéramos. Así, que le dije: “Ya, está bien. Vamos”.

Recuerdo que ese primer día llegué, me senté y me quedé mirando a Judith. Me hizo sentir segura y le pude decir lo que pensaba y sentía. Ahora, tengo como un año yendo a terapia y he mejorado. Antes, me sentía el “patito feo” y ahora tengo metas. Hay mucha diferencia, veo mis fotos, mis videos de mis cumpleaños, veo la manera como yo era y no me daba cuenta que no me quería yo misma. Me siento bien yendo a terapia.

Antes, yo era muy dejada conmigo misma, era muy floja con mis estudios, distraída, no captaba lo que me enseñaban y me escondía de mi. Ahora, estoy superando mis cosas y entendiendo otras. Me di cuenta que lo mío no es lo que yo quise creer, sino que soy mejor, que puedo lograr lo que yo quiero sin que nadie me moleste, sin que me digan lo que debo de hacer.

La terapia me hizo valorar más a mis papás. Sea como sea son mis papás y ellos luchan porque yo siga adelante, trabajan fuerte, quieren que yo sea algo en la vida y lo están logrando con sus enseñanzas; especialmente, mi mamá. Ahora valoro todas esas cosas que hacen por mí. Yo sé que no son los padres perfectos, ni yo la hija perfecta. Simplemente, me dan muchas cosas y yo se las agradezco. A mi mamá por ser como es, por estar a mi lado en cada operación que he tenido, por estar detrás de mí, aunque yo le diga “Ya!!!” o “Vete, vete”, pero igual ella está ahí insistiendo. Mi papá, también es así, aunque, a veces, es un poco duro. A su manera me demuestra su cariño, su paternidad.

Como amiga, también, he mejorado, porque antes buscaba a quién regalarle cosas para que fueran mis amigas. Con la terapia me he dado cuenta que no es necesario dar cosas, sino que basta con entregarte como amiga, ayudarse y comprenderse mutuamente. Quien quiera ser mi amigo o amiga, que me quiera tal como soy y que sepa lo que valgo.

Yo recomiendo a los jóvenes que no sean duros con ellos mismos y que no “sufran por gusto” negándose ir a un psicólogo. Creo, que si vas a un lado a pedir ayuda, vas a poder superarte. Yo sé que no toda la vida vas a estar con un bastón al lado. Sé que vas a caer y levantarte y caer y volverte a levantar, pero si tienes la ayuda correcta para guiarte, va a ser más fácil. Van a poder ser mejores y mostrar al mundo que son algo. La autoestima es muy importante y las personas que la tienen baja, si buscan la ayuda indicada y van a terapia pueden demostrarse mucho así mismas y a los demás. Esto me pasó a mí y ahora estoy contenta con los resultados.

Yo nunca había querido aceptar mi forma de ser, pero aprendí que por allí empieza el cambio. Que alguien me diga “eres así o asa”, nunca me ha gustado, pero me hizo entender que con esa actitud también me hacía daño a mi misma.

Hasta ahora todo me ha salido bien, me mantengo activa, quiero estudiar para ser profesora de educación especial. Quiero que esos niños especiales se sientan mejor, ya que hay personas que te molestan. Yo ya superé muchas cosas, ya no estoy en el piso, estoy subiendo mis escalones poco a poco y los estoy subiendo muy bien; si me caigo o me tropiezo me seguiré levantando porque creo que nunca llega la edad de que digas: “Hasta acá”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario